En Alemania, distintas asociaciones han publicado datos que comprueban que los germanos rechazan la transición energética forzada por el Gobierno y Bruselas. Según la Asociación Central del Comercio Alemán de Vehículos Motorizados, los pedidos de vehículos eléctricos han descendido un 47%, mientras aumenta la demanda de los que tienen motor de combustión.
Por otra parte, la Asociación Federal de la Industria Alemana de Calefacción ha afirmado que las ventas de bombas de calor han caído un 54%. Como consecuencia, desde que se promulgó la Ley de Fuentes de Energía Renovable, el país germano enfrenta una economía paralizada por los precios de la energía, estando al borde de la recesión.
En el primer semestre del año, se vendieron 55.000 unidades dispositivos de calefacción alimentados por gasóleo, lo que supone un aumento del 14%. De esta manera, con una cuota del 23%, la calefacción de gasóleo sigue siendo la fuente de calor más importante de Alemania después de las calderas de gas y por delante de las bombas de calor, que representaron un 6% en 2023.
Estas cifras impiden cumplir el objetivo impuesto por el Gobierno alemán de «generar un 50% del calor de una manera climáticamente neutra en 2030». Así, la finalidad fijada en el acuerdo de coalición entre los socialdemócratas del SPD, los Verdes y los liberales del FDP queda rechazado por la mayoría de los alemanes que se resisten a la transición energética forzada.
