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SE SUMAN AL ENFOQUE PROMOVIDO POR BIDEN

Los Gobiernos de Sánchez y Boric blanquean al régimen de Maduro

El ministro de Exteriores José Manuel Albares y su homóloga chilena Antonia Urrejola. Europa Press

En una rueda de prensa conjunta en Madrid el ministro de Exteriores José Manuel Albares y su homóloga chilena Antonia Urrejola, han expresado el viernes que esperan que el diálogo entre el régimen chavista y sectores de la oposición produzca una eventual convocatoria a unas elecciones libres en la nación sudamericana. 

Así Albares ha dicho que desde el Gobierno de Sánchez se espera que «se produzca un diálogo entre venezolanos y que sean ellos los que puedan resolver cualquier diferencia«, para así allanar el camino a unos comicios que sean “democráticos y competidos”.

En 2018 Nicolás Maduro se presentó a la reelección en unas elecciones presidenciales sin ningún tipo de garantías, que terminaron siendo desconocidas por la mayoría de los sectores de la oposición y que le colocaron en la mira del mundo, al punto de que varias decenas de países calificaron su nuevo mandato como ilegítimo.

Con ello, en enero de 2019 el presidente del Legislativo, Juan Guaidó, asumió interinamente la presidencia de la nación con el apoyo y reconocimiento de buena parte de los países de Occidente. Sin embargo, más de tres años después de aquello, el Gobierno de Guaidó no ha logrado tomar cuerpo efectivamente dentro de Venezuela: al día de hoy todos los poderes públicos siguen siendo manejados por la tiranía que encabeza Maduro.

Así las cosas, EEUU -el principal aliado del “Gobierno interino” de Guaidó-, ha terminado deslizándose hacia una política cada vez más pragmática con respecto a Venezuela y su régimen, sobre todo después de que Joe Biden llegara a la Casa Blanca, en enero de 2021.

Esta semana incluso una delegación representativa de la Administración Biden visitó Caracas para entrevistarse con emisarios del régimen de Maduro, en uno de varios contactos que desde hace unos meses se han venido efectuando en Caracas para reestablecer las relaciones de ambos países en algunos niveles. Todo ello a pesar de que posteriormente las autoridades norteamericanas negaron la especie de que esté en los planes reabrir la embajada de EEUU en la capital venezolana, que ha estado cerrada desde 2019.

De vuelta a Madrid, la declaración de Albares fue complementada por la de la ministra de Exteriores de Chile, Antonia Urrejola, quien ha admitido que después de la salida del poder de Sebastián Piñera, el Gobierno izquierdista de Gabriel Boric ha proyectado un “giro” en el enfoque que tenía el país austral sobre el régimen de Maduro.

La canciller chilena ha dejado entrever que toda la política de sanciones internacionales enfilada contra la tiranía chavista “no ha sido una solución”, para señalar que en opinión del Gobierno que ella representa la búsqueda apunta a que “el espacio de diálogo y concertación se retome con miras a que Venezuela pueda tener un proceso de elecciones democráticas”.

Todos los intentos de diálogo y negociación recientes que se han realizado entre sectores de la oposición venezolana y la dictadura de Maduro han fracasado hasta el momento, por lo que la postura de España y Chile más bien apuntan a un escenario de intentar convivir con el chavismo que a la construcción de un mecanismo que ejerza presiones reales para deponerlo.

Esta posición es, por cierto, consecuente también con la que hasta ahora ha sostenido el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, quien en noviembre pasado incluso concentró sus esfuerzos en enviar una misión de la UE a territorio venezolano para observar un cuestionado proceso electoral regional y municipal en el que el chavismo se alzó con la mayoría de gobernaciones y alcaldías del país, en medio de un clima de alta abstención.

Así, los Gobiernos socialistas de Boric y Sánchez, además de compartir preocupaciones por temas de la agenda progre que en muchos casos están completamente alejados de las complicaciones diarias de chilenos y españoles, también han coincidido en esta oportunidad en abogar a favor de mecanismos que al final solo llevan agua al molino de la estabilización de Maduro en la región, independientemente de que su régimen sea ilegítimo en su origen y de que el mismo se sustente en una sistemática política de represión que actualmente ostenta más de 200 personas encarceladas por el simple hecho de ser disidentes del sistema.

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