La compañía neozelandesa Air New Zealand ha anunciado que abandonará sus planes de reducir las emisiones de carbono para 2030, alegando las dificultades que están surgiendo para conseguir aviones más eficientes y combustibles sostenibles. Este anuncio, que contradice el plan de la Unión Europea y la Agenda 2030 de descarbonizar los aviones, la convierte en la primera aerolínea importante en «romper» con estos planes, abriendo la posibilidad de que sus principales competidores sigan sus pasos.
La presidenta de Air New Zealand, Dame Therese Walsh, ha asegurado que la aerolínea sigue comprometida con alcanzar su objetivo de emisiones netas de carbono cero para 2050: «Continúa nuestro trabajo de transición hacia el abandono de los combustibles fósiles, así como nuestra defensa de los marcos regulatorios y de políticas nacionales y mundiales que ayudarán a facilitar que Air New Zealand y el sistema de aviación más amplio de Nueva Zelanda hagan su parte para mitigar los riesgos del cambio climático».
Mientras tanto, el director ejecutivo de la compañía, Greg Foran, ha defendido a través de un comunicado que en las últimas semanas se había comprobado «que los posibles retrasos en nuestro plan de renovación de flotas plantean un riesgo adicional para la consecución del objetivo».
«Es posible que la aerolínea necesite conservar su flota actual durante más tiempo del planeado debido a los problemas globales de fabricación y cadena de suministro que podrían potencialmente retrasar la introducción de aviones más nuevos y de mayor eficiencia de combustible», ha señalado argumentando que, por este motivo, han decidido retrasar el objetivo de 2030.
Air New Zealand había dicho anteriormente que su objetivo para 2030 era reducir la intensidad de carbono en un 28,9%, en comparación con los niveles de 2019. Ahora, la aerolínea se encuentra elaborando un nuevo objetivo que pueda cumplir a corto plazo.
