Un proyecto de ley busca reducir la edad de consentimiento de 18 a nueve años en Irak, una medida que podría legalizar el matrimonio con niñas muy jóvenes. Actualmente, no se ha fijado ninguna fecha para la votación final de este controvertido proyecto, impulsado por una coalición de partidos musulmanes chiítas conservadores que pretenden anular la Ley 188, adoptada en 1959 y considerada una de las legislaciones más progresistas de Oriente Medio. Esta ley vigente permite a las mujeres tener derechos fundamentales como el divorcio y la custodia de los hijos, derechos que quedarían restringidos si se aprueba la enmienda.
La investigadora Sarah Sanbar, de Human Rights Watch, ha expresado su preocupación sobre el efecto devastador que tendría esta ley en las menores iraquíes, afirmando que «las niñas deberían poder ir a la escuela o jugar en el patio de recreo, en lugar de verse obligadas a usar un vestido de novia». La aprobación de esta ley consolidaría una práctica común en Irak, donde, según UNICEF, un 28% de las mujeres se casan antes de cumplir los 18 años, aunque esta práctica es oficialmente ilegal. Sin embargo, un vacío en la Ley 188 permite que líderes religiosos celebren matrimonios con el consentimiento paterno, dejando a muchas jóvenes en situaciones de vulnerabilidad y sin derechos básicos.
La propuesta ha generado indignación y protesta, sobre todo entre activistas y defensoras de los derechos de la mujer en Irak. La abogada y activista Athraa Al Hassani, directora de la organización Model Iraqi Women, expresó su rechazo: «Irak es un Estado civilizado y no puede ser de otra manera. La primera ministra en los países árabes fue iraquí, y la primera jueza también». Según Al Hassani, esta enmienda sería una regresión en los derechos alcanzados y un ataque directo a la libertad y dignidad de las mujeres iraquíes.
Para muchas mujeres, el matrimonio a temprana edad ha tenido consecuencias devastadoras. Shaima, una mujer de 47 años que se casó siendo muy joven, compartió su experiencia con La Croix: «Mi padre me vendió al hermano de uno de sus amigos. No quería casarme; él era demasiado mayor, violento, siempre enojado. Pero no pude negarme». Su matrimonio, como otros similares, nunca fue reconocido oficialmente, privándola de derechos básicos, como el de dar a luz en un hospital. La enmienda propuesta legalizaría estas uniones, exponiendo a las jóvenes a violencia física y sexual, según Human Rights Watch.
El debate sobre esta enmienda se intensificó tras una manifestación en Bagdad el pasado mes de agosto, en la que ciudadanos expresaron su rechazo a esta ley y a otras medidas impuestas por la coalición en el poder. En abril, por ejemplo, el gobierno también endureció las penas por relaciones entre personas del mismo sexo, castigándolas con hasta 15 años de prisión.
En palabras del doctor Renad Mansour, investigador de Chatham House en el Reino Unido, «la coalición nunca ha estado tan cerca» de aprobar una ley de este tipo en Irak. Los intentos previos de modificar la Ley 188 en 2014 y 2017 fueron bloqueados por las fuertes protestas de mujeres iraquíes, pero Mansour advierte que el movimiento actual de los partidos chiítas conservadores es «más dinámico que nunca» y tiene como objetivo consolidar su poder en el país.