El presidente argentino, Javier Milei, ha tomado una postura contundente tras la votación reciente en la ONU en la que Argentina se unió a 186 países para respaldar una resolución que pide el fin de las sanciones de Estados Unidos contra Cuba. Esta decisión, contraria a su visión de alinearse con EEUU e Israel (los únicos países que votaron en contra de la resolución), le ha llevado a reestructurar su Cancillería. Según Milei, todos los responsables de este voto serán «sumariados y echados«, a quienes calificó de «traidores a la patria«.
La salida de Diana Mondino como ministra de Relaciones Exteriores fue la primera consecuencia, siendo reemplazada por Gerardo Werthein, ex embajador en Estados Unidos, quien asumirá este lunes a las 18.30 (21.30 GMT). La Oficina del Presidente emitió un comunicado confirmando la destitución de Mondino y reafirmando la postura del nuevo gobierno argentino de rechazar la «dictadura cubana», comprometiéndose a adoptar una política exterior que condene a los regímenes que vulneren los derechos humanos y las libertades individuales.
Durante una entrevista en el canal Ciudad Magazine con su pareja, Amalia Yuyito González, Milei se mostró enfático al afirmar que «la política exterior la fija el presidente«. Declaró que está «explorando el marco legal» para proceder con el despido de todos los funcionarios involucrados en esta votación. «No se puede ir a votar cualquier cosa porque a alguien le parece. Si quieren hacerlo, que ganen las elecciones», añadió Milei.
El presidente también criticó lo que considera una «burocracia parasitaria» en la Cancillería y atribuyó esta actitud a la «agenda woke» y la agenda 2030 de la ONU, a las cuales acusa de intentar «socavar las libertades individuales». Según Milei, se está llevando a cabo una auditoría de los diplomáticos de carrera para identificar a quienes promuevan agendas contrarias a la libertad.
Cabe señalar que, aunque el voto argentino en esta última asamblea de la ONU fue consistente con su postura en años anteriores, Milei ha dejado claro que su administración pretende marcar una diferencia en la política exterior, priorizando lazos con Estados Unidos e Israel.