El capital es esencialmente cobarde, por eso, cuando vienen mal dadas huye como alma que lleva el diablo en busca de refugios a prueba de crisis. Y a la inversa, cuando huele que hay posibilidades de obtener pingües beneficios acude con decisión y confianza. Por ello, hay que alegrarse de que ayer los títulos de la constructora FCC se disparasen, con una subida próxima al 13% tras conocerse que Bill Gates, a través de un conjunto de fondos, había adquirido un 6% del capital social de la constructora por un importe de 113,54 millones de euros. Tras la operación, Gates pasa a convertirse en el segundo máximo accionista del grupo de construcción y servicios por detrás de Esther Koplowitz, que controla el 53,9% de la compañía. El cofundador de Microsoft y una de las principales fortunas del mundo entra en FCC mientras la compañía aborda un plan estratégico para reducir su endeudamiento y volver a beneficios.
El que el empresario y filántropo hay entrado en el capital de la constructora es una buena noticia en tanto que supone un gesto de confianza no sólo en la recuperación de la compañía, sino también de la economía española. Como decía hace unos días el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, el aumento de la confianza y la credibilidad facilitará la financiación exterior de nuestra economía. Y así se viene produciendo desde principios de año, cuando la Bolsa empezó a despertar el interés de la comunidad inversora en las grandes empresas españolas. De hecho, la inversión bruta total en participaciones en el capital de empresas residentes en España se ha incrementado en el primer semestre de este año en un 11,3%, al pasar de 7.753 a 8.629 millones de euros. La Bolsa y la prima de riesgo se han recuperado y, para bien o para mal, como ha ocurrido siempre, anticipan el cambio de ciclo.
La apuesta española de Bill Gates es sintomática de la recuperación de la credibilidad y la confianza en la economía española y, aunque a algunos les pese, se debe en gran medida a la política reformista del Gobierno del PP, que ha posibilitado la mejora de la competitividad de la economía española que, por vez primera desde 1997, cerraba el primer semestre del año con una capacidad de financiación por valor de 5·249,8 millones de euros. Un dato importante y que tiene mucho que ver con la mejora de las exportaciones y con el fin de la sangría de la fuga de capitales. Sin duda el retorno de la inversión extranjera va a ser fundamental para la recuperación económica, y sería estupendo que se repitieran muchas operaciones como la de Gates, porque supondrían un espaldarazo para nuestra renqueante economía y una inyección de optimismo y esperanza para los cerca de seis millones de desempleados.
