'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
El Día de la Bicicleta
Por Ramon Pi
8 de octubre de 2013

Lo que voy a contar me ocurrió el domingo en Madrid, pero es seguro que también forma parte de lo que acontece al menos una vez al año en muchas otras ciudades españolas, porque las tonterías tienen un elevado poder de contagio, y mucho más si los que ejercen el poder municipal y espeso creen que convienen a sus intereses electorales.

 

Esto es que el domingo tenía yo necesidad de estar a las once de la mañana en la calle Luchana, que se encuentra en el lado oeste del paseo de la Castellana. Salí de mi casa –situada al norte de la ciudad– en mi automóvil con tiempo sobrado para llegar sin contratiempos, pero al llegar a la calle Alberto Alcocer me encontré con que el tráfico rodado estaba cortado. El amable policía municipal me informó de que era el Día de la Bicicleta, razón por la cual se había reservado a los ciclistas el Paseo de la Castellana. Bueno, pensé, me dará tiempo a llegar si bajo por Serrano y cruzo la Castellana por el puente de Juan Bravo.

 

Dicho y hecho: por el puente sobrevolé el río de ciclistas, y enfilé el paseo Eduardo Dato para llegar a Luchana tras cruzar Santa Engracia. Vano intento: Eduardo Dato también estaba cortada. Pregunté al guindilla cómo podría llegar a la tan próxima calle Luchana, y me dijo: “Esto ahora es prácticamente imposible, porque está toda Santa Engracia cortada. Suba hasta Ríos Rosas o hasta Fernández Villaverde, a ver si ya han abierto por allí. Pero por el sur ni lo intente, porque están todos bajando”. Menudo engorro. “Dígamelo a mí –me repuso el guardia–; un día por pitos, otro por flautas, aquí lo raro es circular normalmente”. Exageraba, pero era porque probablemente estaba más irritado que yo. Llegué tarde a la cita, claro está.

 

Me pregunté más tarde por qué querrán incomunicar la ciudad y seccionarla de norte a sur en el Día de la Bicicleta. ¿Para favorecer que se haga ejercicio? No puede ser por eso, pues bastaría con organizarles un circuito en las afueras. ¿Para estimular el uso de la bicicleta? Demasiado idiota en una ciudad que, aunque no lo parezca, tiene desniveles apreciables, como muy bien saben precisamente los ciclistas: Madrid no está en Holanda. Y como es imposible que el Día de la Bicicleta se haya establecido para hacer simpático este medio de transporte porque el resultado es a todas luces contraproducente, hube de llegar a la conclusión de que la verdadera razón ha de ser que los munícipes han caído en el grave error de creerse que esta tontería les da votos en vez de quitárselos. Ha de ser por eso: los políticos son bastante inútiles, pero no unos desalmados que se hayan propuesto exhibir su poderío haciendo la puñeta a los que les dan de comer.

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