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El mundo se organiza, o se desorganiza, en forma de la coexistencia de distintos bloques culturales o políticos. El bloque los países hispánicos, lo que, aquí, llamamos Iberosfera, es muy potente, culturalmente, pero, como conjunto, sus efectos políticos son muy escasos. Cuenta con un formidable activo: el castellano como idioma común, uno de los pocos de comunicación internacional. En todo caso, funciona en la Iberosfera una especie de factor común de tipo político: la predominancia del progresismo en las minorías rectoras. Es una mezcolanza del indigenismo (donde hay poblaciones indígenas diferenciadas), restos nacionalistas, comunistas y socialistas, importación del feminismo o el ecologismo radicales. La combinación es aciaga para desprenderse de la hegemonía que marcan los otros bloques, singularmente, el estadounidense y el chino. En la práctica, la mayor parte de los países de la Iberosfera siguen dominados por elementos tan tradicionales como el personalismo, el caciquismo, el caudillismo, el autoritarismo. La corrupción política es un elemento atávico. De forma más ostentosa, muchos de los jefes de Gobierno de la región dan la impresión de verdaderos indocumentados. Uno de los más destacados por su mediocridad es el actual presidente de México. El de España no le va a la zaga. Con estos bueyes tenemos que arar.
Habría que tener mucho cuidado en que no fueran estímulos para la corrupción política, el mal endémico de la Iberosfera
Todos estos caudillos del bloque hispánico se creerán “progresistas”, pero, la verdad es que poco progreso ofrecen a sus respectivos países. Para lo cual se necesitaría dar un vuelco a la política de la región para llevar a cabo proyectos de gran envergadura, realizados de forma conjunta y solidaria por varios países. A título de ejemplo, y como simple lucubración, se me ocurren algunas propuestas en el sentido indicado. Todas ellas suponen un gran esfuerzo económico, que debería ser adelantado por los países más prósperos y con la ayuda del Banco Mundial u otras agencias parecidas. El factor común de todas las iniciativas sería, de forma inmediata, la creación de muchos miles de puestos de trabajo. Naturalmente, habría que tener mucho cuidado en que no fueran estímulos para la corrupción política, el mal endémico de la Iberosfera, por razones que, ahora, no hay por qué explicitar. La lista ofrecida es una forma de empezar a pensar. Habrá otras muchas iniciativas de similar alcance. Lo importante es caminar de una forma conjunta y con propósitos de verdadero progreso. El orden de las propuestas es, meramente, expositivo:
Insisto en que la lista propuesta, solo, es una iniciativa no especializada, de sentido común, para empezar a hablar. Habrá quien la haga más explícita y con mayor fundamento. Mi imaginación y mis conocimientos conocen un límite. Huyamos de retóricas y digamos al pan, pan; y al vino, vino.