'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
Las mujeres son minusválidas
Las mujeres son minusválidas
Por Javier Villamor
6 de marzo de 2023

No lo digo yo, lo dice (indirectamente) el Gobierno que nos preside del muy feminista y putero PSOE y del muy feminista e inclusivo Unidas Podemos, que de tan feminista que es acaba borrando a la mujer como sexo con su ley trans.

La obsesión por la igualdad de resultados y no de condiciones lleva años imperando en España. Porque, no se engañen, España es de mentalidad socialista. La instauró el franquismo con determinadas políticas de base falangista y tuvo enorme éxito. De hecho, posiblemente, Franco sea el verdadero socialista en nuestra historia reciente. Socialista en términos económicos, claro está; no en los términos de una izquierda indefinida que hace tiempo que se olvidó de la mejora de las condiciones laborales de la clase obrera –véase, todos los que trabajan por un salario– y se lanzó en brazos del gozoso metacapitalismo para preocuparse de cuestiones de la burguesía. «¿Cómo me siento hoy?» me recuerda al «¿a qué huelen las nubes?» de ese aclamado anuncio de una reconocida empresa de compresas. Las alas de éstas las tienen algunos, pero en la cabeza.

Socialista es España, pero no gracias al PSOE. Sólo que el partido de las prostitutas y la cocaína por antonomasia sabe aprovechar en su beneficio todo lo que ocurre bajo nuestro cielo. La mujer ha sido objetivo de determinadas ideas revolucionarias desde un principio. Pero claro, sólo cuando pueden ser explotadas en beneficio de aquellos que desean manipularlas. Eso de que las mujeres voten si votan a la derecha, pues no. Y si no que se lo pregunten a nuestras abuelas y bisabuelas. Ah, perdonen, que ya no están muchas de ellas entre nosotros. Seguramente esto tenga algo que ver con determinadas políticas moralistas y revisionistas del presente. Como la memoria es subjetiva, muerta la verdadera memoria es muy fácil construir nuevos recuerdos. ¿Que la derecha fue la que promovió el voto femenino en España? No se confunda. Fue el PSOE. Las sigue empoderando a base de billetes.

Este paternalismo que supura el machismo verdaderamente existente en nuestro país es el que demuestran, día sí y día también, con ese discurso que nos quiere hacer creer que vivimos en un mundo paralelo donde las mujeres son perseguidas por ser mujeres. Algo de razón no les falta, pero tiene que ver más con culturas importadas que con la nacional –como decirlo es xenofobia, mejor no decir nada–. Lo cultural es importante, porque realmente algunas se creen que vivimos en la serie El cuento de la criada.

Un país verdaderamente progresista sería aquel en el que la mujer pueda ser mujer con todas sus ventajas y desventajas y no ser menos. Lo verdaderamente feminista sería ensalzar a la mujer como ente semidivino, capaz de engendrar y dar vida, algo que los hombres nos es negado desde el origen del mundo. El feminismo actual confina a la mujer en el mundo material despojándola del aura del que ha gozado durante siglos. ¿Indefensa? Sí, al menos en comparación de fuerza con el hombre. ¿Poderosa? Nada hay como dar vida. Quien niegue esto es que ha caído en la trampa de lo indefinido. No hay nada más machista que querer equiparar la mujer al hombre, encuadrarlo en su mundo, creer que tiene los mismos derechos (cuando realmente debería gozar de bastantes más por su potencia engendradora), confinarlo a su molde… De ahí que se las considere como minusválidas, y que vaya por delante el respeto a todas las personas que sufren de verdad, pero que siguen poseyendo la misma dignidad que cualquiera, aunque les convenzan de lo contrario para ser explotados también políticamente.

Las mujeres han demostrado que pueden hacer muchas cosas igual que el hombre, sino mejor. Pero por nuestras diferencias biológicas, en algunos campos la mujer destaca por encima del varón y viceversa. Y no pasa nada. Al revés, por eso se complementan desde el principio («Hombre y mujer los creó»). La estrategia populista de obligar a cuotas esparce la sombra de la duda –a todas luces legítima– de que muchas mujeres ocuparán determinados puestos por lo que tengan entre las piernas y no en la cabeza. No hay mujer en mi entorno habitual que se muestre de acuerdo con las cuotas. Ni una. ¿A qué mujeres han preguntado las del Gobierno?

A las que argumentan que estas leyes son necesarias para reequilibrar la balanza yo les pregunto: ¿Acaso hay un tiempo establecido de norma para que ésta deje de aplicarse? No. Ninguna de estas leyes son para reequilibrar nada. O sí. Equilibrarán las cuentas de unos cuantos a fin de mes. Se está generando una situación de discriminación negativa hacia el hombre bajo el pretexto de que eso es conseguir la igualdad cuando es lo contrario.

Hasta ahora, sólo las personas con verdaderos problemas físicos o mentales tenían cuotas porque, por cosa obvia, no podían competir en igualdad de condiciones. Eso no pasa entre hombre y mujer, y aún menos cuando la competición por un puesto se juega en el plano intelectual. Pero ahí están las feministas (de hoy). Reclamando cuotas de minusvalía como si en el fondo reconocieran que no pueden y que es mejor entrar por número que por esfuerzo.

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