'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
Más madera
Por Alejo Vidal-Quadras
31 de diciembre de 2014

En el último Consejo de Política Fiscal y Financiera la Generalitat de Cataluña presentó su Plan Económico-Financiero para los ejercicios 2015 y 2016, en el que prevé ¡aumentar el gasto corriente! Sí, por increíble que parezca, la Comunidad Autónoma más endeudada de España, la que no puede emitir deuda porque sus bonos están clasificados por las agencias de rating como «basura», la que ha sido ya objeto de un trato preferente por parte del Gobierno de la Nación a través del Fondo de Liquidez Autonómica y del Fondo de Pago a Proveedores, la que no podría pagar las nóminas de sus funcionarios ni tan siquiera existir sin la ayuda permanente del Estado, la que ha incumplido sistemáticamente año tras año el objetivo de reducción de déficit marcado por el ministerio de Hacienda, la que despilfarra el dinero del contribuyente en la disparatada construcción de las denominadas «estructuras de Estado» para servir a su ofensiva separatista, la que mantiene un tinglado clientelar e ineficiente de centenares de organismos y entidades alimentadas por el presupuesto, la mayoría de ellos inútiles o redundantes, comparece en la figura de su orondo conseller de Finanzas ante Cristóbal Montoro y ante el resto de sus homólogos de otras Autonomías y con una desfachatez asombrosa pone sobre la mesa un documento de más de cuarenta páginas en el que comunica a España, a la Unión Europea y al mundo en general, que no sólo no piensa practicar la austeridad que restaure sus arcas vacías, sino que su propósito es seguir chupando del Tesoro estatal para sus ofensivos dispendios.

Pero lo más inaudito de semejante exhibición de irresponsabilidad y de cara dura no es que Artur Mas y sus adláteres pretendan continuar abusando de los demás españoles, sino que el Gobierno central se lo consienta. En catalán hay un dicho para reflejar el colmo de la estupidez y de la indignidad: «cornut i pagar el beure», el equivalente al castellano «cornudo y apaleado», pero en versión más acorde a la cultura local. Pues bien, así salió el ministro Montoro de la reunión y hay que suponer que encima se sintió contento de su éxito. Cabe señalar que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal había informado negativamente sobre el plan de la Generalitat por considerarlo poco creíble, pese a lo cual Cristóbal Montoro lo dio por bueno. Hace tiempo que la incompetencia y el gasto desatado de los nacionalistas catalanes debía haber sido objeto de las medidas correctoras previstas en la Ley de Estabilidad Presupuestaria, que el Gobierno central, en su cobardía y en su pasividad, se niega a aplicar. Ni sanciones, ni intervención, ni nada parecido, más madera, como gritaba entusiasmado Groucho Marx en su mítica película sobre el Oeste americano. Más madera, que la locomotora que nos conduce a toda velocidad a la quiebra no se detenga, no sea que una clase política parásita y abusiva deje de vivir del cuento. En vez de poner a la Generalitat en vereda, Montoro le ha perdonado los intereses de la deuda que tienen con el Estado con el encomiable fin de que no cesen en su orgía malbaratadora.

En este contexto disparatado, Podemos, la fuerza salvadora emergente, se propone incrementar el número de empleados públicos y el gasto de las Administraciones prometiendo todo tipo de beneficios que por supuesto no será posible pagar. Si hoy estamos en más madera, el futuro que se avecina es quemar el tren entero.

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