'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
Sarkozy a Santa Elena
Por Kiko Méndez-Monasterio
2 de julio de 2014

Estaba Sarkozy tan tranquilo en la isla de Elba, pero para evitar las tentaciones de un posible regreso al Eliseo lo han mandado a Santa Elena, probablemente con ayuda de sus amigos y camaradas, porque estas puñaladas sólo las proporciona la cercanía y el cariño. No es extraño, porque además de todos los odios que puede suscitar un tipo tan bajito y con tanto poder, Sarko tenía que cargar con el peso de Carla Bruni. La progresía europea se puso muy puritana con el tema, decían que su idilio -algo hortera, es cierto- frivolizaba la jefatura del Estado. Aunque lo curioso es que estas críticas las vertían los mismos que defiendan sin rubor la vulgarización de los palacios, quizá porque a las república le guardan más respeto que a la Corona, o tal vez porque expandir la indecencia hasta los tronos les hace sentirse a ellos menos groseros.

Pero, mejor incluso que las melodías de Carla cantadas por ella misma, era el discurso con el que Sarkozy ganó las elecciones:

 Mayo del 68 nos había impuesto el relativismo intelectual y moral. Los herederos del 68 habían impuesto la idea de que todo vale, de que no hay ninguna diferencia entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, entre lo bello y lo feo. () Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente siempre inocente. Ésos son los herederos de Mayo del 68, que denigran la identidad nacional, que atizan el odio a la familia, a la sociedad, al Estado, a la nación, a la República. ()Y en estas elecciones se trata de saber si la herencia de Mayo del 68 debe ser perpetuada o si puede ser liquidada de una vez por todas.

Francia votópor liquidar la herencia. Luego Sarkozy se puso zalamero como un oso amoroso, se le olvidócumplir su programa -en eso somos los primeros en copiar la moda de Paris- y su mandato se convirtióen la oportunidad perdida,. Es lógico que acabe en Santa Elena. Y ahora a los galos ya sólo les salva Juana de Arco, o la que mejor la imite. No olvidemos que por muy mal que estemos nosotros -que lo estamos- el verdadero problema de Europa sigue siendo Francia.

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