«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

Western

23 de septiembre de 2024

Me fascinan las viejas películas del oeste, y también las modernas, protagonizadas por Clint Eastwood y Charles Bronson, que para mí siguen siendo modernas, aunque Clint ya esté muy anciano (sigue trabajando) y Bronson haya muerto. Adoro esos filmes, pero sin mujeres, lo siento. En esos llamados «westerns» la única mujer que puede haber soy yo, como espectadora activa desde mi sofá, dentro de la pantalla de forma imaginaria ya a los pocos minutos de que empiecen los créditos de inicio. Sí, soy muy de hombres cowboy como la actriz que nunca fui, o la amante de una narrativa pasada en que cada cosa era su cosa y no otra, o a la manera gallega: c’a uno es c’a uno.

Los mejores momentos de Billy The Kid —a mi juicio— es cuando en una sucesión de árboles aparecían clavados los letreros de Wanted, Se busca… Con la respectiva recompensa debajo, siempre una suma en dólares; entonces el pistolero corría de una tierra a otra por donde se le buscaba, recompensa mediante.

El tema me ha conducido a otro actual. El actual me agrada menos, lo confieso, sin embargo, debo admitir que lo apruebo, estoy de acuerdo. Sabrán que Estados Unidos puso hace algún tiempo una recompensa de búsqueda y captura sobre el dictador venezolano Nicolás Maduro. Muy acertado, si es que podemos entender que la política también va mucho de película del oeste en la que siempre hay que tener a medio desenfundar los coltles… Nunca entendí muy bien por qué no le habían puesto recompensa de búsqueda y captura igualmente y mucho antes a Fidel Castro, a Raúl Castro, a toda su estirpe y esbirros, pero me explicaron una cosa muy extraña de no sé qué «pacto de no agresión» durante la Guerra Fría, que desde hace rato, desde que ya no es más fría sino caliente, no contiene mayor sentido ni significa nada.

Resulta que, no bien apenas pasado mi asombro, el que he ido amoldando a mis capacidades de entendimiento según lugar, fecha y estado de ánimo, leo que un congresista de origen cubano, Marco Rubio, quien fue candidato a la presidencia de Estados Unidos en el 2016 (los cubanos tuvimos ese año dos candidatos a la presidencia de ese gran país en el mismo año, Marco Rubio y Ted Cruz) ha proferido una demanda al Congreso de elevar la cifra de 15 millones de dólares a cien millones de dólares.

Oigan, cien millones de dólares son muchos millones, ya quince lo eran, sobre todo por una cabeza tan hueca con un cerebro tan deforme y licuado; vamos, como que me parece una exagerada cantidad, pero allá el congresista, que seguramente sabe mucho más de «oestes» políticos que yo.

Lo que todavía no entiendo es cómo, si hasta el gato sabe que la cabeza de la hidra, del monstruo mayor, se encuentra en La Habana, por qué razón se le pone un precio tan desproporcionado en calidad-cantidad al burro de Caracas. ¿Será para que los Blackwaters puedan entusiasmarse un poco más con el tema de liberar a Venezuela que han lanzado en las redes sociales y por el que según declaraciones de su jefe, Erik Prince, ya han recaudado más de un millón?

Sea o no cierto, no comprendo tal desmesura; claro, yo puedo calcular que para con los venezolanos, que sólo llevan 25 años de dictadura, comparados con los 65 años de la tiranía castrista en Cuba, ellos juran y perjuran que son los más sufridos de la tierra, mucho más que los norcoreanos y que los mismos cubanos, ciudadanos bajo las dos tiranías comunistas más antiguas del planeta.

Eso sí. Me solidarizaría más si esos cien millones sirvieran para ponerle precio a las cabezas de los tiranos de Cuba, el padre en trámite de mudarse para el reparto Bocarriba, el hijo heredero, discípulo de Putin, la hija adoctrinadora sexual, y toda la estirpe con sus esbirros… He ido sacando cuentas, por mucho menos de cien millones se compran unos drones o unos celulares con los que detonarle a cualquiera hasta el alma. Todavía quedaría dinero para echar para adelante a Cuba con sus seis millones de habitantes. Sí, de once millones que fuimos sólo quedan seis millones en la isla, saquen cuenta de a cuántos tenemos en el exilio, vaya, sólo por echar mano de la aritmética, que al parecer en mi época era más eficaz que las matemáticas de los tecnócratas de ahora.

Pero lo que sí no me entra en el moroco, o testa, es que un congresista de origen cubano ponga tanto empeño en liberar a Venezuela antes que a Cuba. ¿Será porque no tenemos petróleo, ni siquiera ya azúcar, ni una malanga ni un cariño? Por otro lado, me pregunto ¿la oposición venezolana toda entera estará de acuerdo desde su vicio socialista con esos métodos? También es cierto que no hay nada que le guste más a un socialista, venga de donde venga, que le mencionen millones, tanto de dólares como de euros.

Nada, enfundo los coltles, no sin antes soplarles los orificios a los cañones.

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