El próximo 17 de diciembre el Papa Francisco cumplirá 87 años. Aquejado de algunos problemas de salud menores, el Santo Padre ha reconocido que piensa ya encontrarse con el Señor. Y aunque su vitalidad enérgica lo rejuvenece, en una reciente entrevista ha explicado que ya ha preparado todo lo relativo a su entierro.
Concretamente, el Papa Francisco no desea ser enterrado en las grutas de la Basílica de San Pedro —como casi todos los anteriores pontífices— sino en Santa María la Mayor. Esta iglesia romana custodia la imagen Salus Populi Romani, que llegó a Roma el año 590 y se difundió su devoción como Nuestra Señora de las Nieves. Cada vez que el Papa Francisco, como sus antecesores, inicia o regresa de un viaje, visita la imagen de la Virgen.
En esa misma línea, el Santo Padre ha reconocido que «antes, cuando venía a Roma, solía ir allí cada domingo por la mañana, pasaba un tiempo en ese lugar». Eso explica su devoción por la Salus Populi Romani: «Sí hay una ligazón muy grande». Una «ligazón» que ha ido profundizando a lo largo de su pontificado. Eso le ha llevado a zanjar en la entrevista con un medio de comunicación mexicano: «Quiero ser enterrado en Santa María Mayor».
En concreto, esta Basílica fue una de las primeras visitas oficiales del Papa Francisco. En 2013, pocos días después de ser elegido Pontífice en el Cónclave de los cardenales, el Papa se acercó a Santa María la Mayor para encomendar su pontificado a María. Hace apenas cinco días, antes de honrar a la Inmaculada Concepción en las escalinatas de la Plaza de España en Roma, Francisco visitó de nuevo el icono mariano, al que ofreció una rosa de oro como regalo por su intercesión.
Por tanto, el Santo Padre ya ha dispuesto la preparación de su tumba. Estará ubicada en la nave izquierda de la Basílica, en una de las capillas laterales contiguas a la que contiene el icono de la Virgen de las Nieves.
