El Papa Francisco ha aprobado el decreto en el que se reconocen las virtudes heroicas de Sebastián Gili Vives, sacerdote mallorquín fundador de la Congregación de las Agustinas Hermanas del Amparo. Una firma que ha llenado de alegría a los promotores de su canonización, puesto que supone el primer paso para lograr que el padre Gili sea declarado beato.
Tras mantener una audiencia con el cardenal Marcelo Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el Santo Padre ha firmado varios decretos relativos a los procesos de beatificación y canonización de algunos católicos cuyas vidas fueron ejemplares.
En el caso del sacerdote español, nació en Artá, Mallorca, y dedicó su vida entera a los enfermos y más necesitados. Firme defensor de la dignidad de la vida de todos ellos, implementó una serie de reformas para ayudar a estas personas, tal y como recoge la biografía publicada por la Real Academia de Historia. En 1859 fundó las Hermanas del Amparo, «con el objetivo de tender una mano al necesitado sin acepción de persona». Durante toda su vida «participó activamente en el proceso de consolidación y vertebración de las instituciones de beneficencia de Mallorca».
