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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica de ‘El Renacido (The Revenant)’: La venganza de DiCaprio

No es necesariamente el papel más memorable de Leonardo DiCaprio, pero sí el que marcará un antes y un después en su carrera. En El Renacido (The Revenant), el intérprete se corona como uno de los mejores actores de su generación bajo las órdenes de Alejandro G. Iñárritu, que dirige una película tan poéticamente envolvente como extensa.

Tras la sencilla premisa de contar una historia de supervivencia, Iñárritu construye un violento western de dos horas y media apoyado, fundamentalmente, en la excepcional fotografía de Emmanuel Lubezki, que convierte el material en una experiencia sensorial. Ni un solo plano queda descuidado con el magistral uso de la luz natural y la elección de paisajes extremos y casi exóticos para situar la historia. No es, por ello, complicado imaginar el ‘making of’ de El Renacido, un trabajo faraónico rodado en condiciones extremas entre Canadá y Tierra del Fuego (Argentina) que se hace notar en todo momento, quizá demasiado.

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Bajo el imponente envoltorio de El Renacido, el director de la frenética Birdman elige la pausa y la lentitud para narrar la simple historia de un hombre moribundo abandonado a su suerte tras el ataque de un oso. Sin apenas diálogos y, de hecho, con largos silencios sólo interrumpidos por los gruñidos y los suspiros de dolor de DiCaprio, El Renacido se configura como una historia de supervivencia y venganza que deja a un lado el intelecto y apela a los instintos más primitivos del ser humano. Entre ellos, un sufrimiento que Leonardo DiCaprio vuelve creíble y humano con una dificilísima interpretación, favorecida por las condiciones extremas del rodaje.

La fotografía y la interpretación son los dos pilares fundamentales que ponen en funcionamiento a El Renacido, una cinta que, a pesar de todo, flaquea por su extensísima duración y en su aparente ‘exceso de simplicidad’ perfectamente calculada en un ambiente hostil y bárbaro. La mano de Iñárritu, un director tan solvente como arrogante, queda opacada por el envoltorio de la película aunque permanece presente presente mediante unos impresionantes planos secuencia y unos momentos oníricos y flashbacks indígenas que, si bien pretenden elevar el tono de una película principalmente visceral, a menudo rompen con la narración principal.

El Renacido busca ser una experiencia cinematográfica digna de ver en pantalla grande por el gran trabajo de Lubezki y la interpretación de DiCaprio. Sólo una sorpresa histórica podría arrebatarle esta vez un Oscar más que merecido por una excelente interpretación que, sin ser del personaje más carismático de su carrera, es el punto álgido de unos años de intenso trabajo interpretativo.

Puntuación: 3,5/5

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