La familia se vio obligada a destruir las fotografías en su poder porque aparecer en ellas era sinónimo de muerte, ha recordado el hijo de Escobar.
Un sociópata, criminal y terrorista, pero también un semidiós y Robin Hood para aquellos a los que mejoró su vida construyendo un barrio o un campo de fútbol. «Escobar al descubierto» explora todas las aristas del creador del cártel de Medellín con los testimonios, entre otros, de su hijo y su viuda.
Es parte de una programación especial que el canal DMAX dedica al narcotraficante colombiano los lunes de marzo en el año en el que se cumplen 25 años de su muerte -suicidio, según su hijo Juan Pablo- y que arranca el día 5 a las 22:30 horas con un doble episodio de «Escobar al descubierto», al que seguirán, a partir del día 15, los seis que componen «Los millones de Escobar» sobre qué ocurrió con su fortuna.
El primero de ellos parte del hallazgo, en un edificio de Medellín (Colombia), de un archivo familiar con más de 10.000 fotos e imágenes de vídeo. «Fue un milagro encontrarlo», ha dicho durante la presentación Juan Pablo Escobar, antes conocido como Sebastián Marroquín, nombre que le dieron las autoridades colombianas por seguridad antes de exiliarse del país.
La familia se vio obligada a destruir las fotografías en su poder porque aparecer en ellas era sinónimo de muerte, ha recordado el hijo de Escobar, quien después de pedir perdón a las víctimas de la violencia del narcotráfico con el documental «Pecados de mi padre» (2009) retoma el formato con Discovery para poner «dosis de realidad» en una vida que se ha «glamurizado» en series y películas.
Lo hace gracias a sus recuerdos y a los de su madre, Victoria Eugenia Henao Tata, que se pone por primera vez ante una cámara después de que su hijo se lo pidiera como «favor personal» por ser «la única persona con vida que lo ha conocido más años y desde la intimidad».
Tata no se casó con el todopoderoso Pablo Escobar sino con «el hijo del vigilante del barrio», diez años mayor que él, que la «sedujo con una sonrisa, era un hombre muy romántico», cuenta en el documental, en el que también reconoce que vivía «sola en un palacio» cuando su marido pasó a la clandestinidad.
«Escobar al descubierto» también habla con algunos de sus muchos enemigos que le definen como un «sociópata» que declaró la guerra al Estado y atentó contra la población, en contraposición con sus cariñosas imágenes familiares o siendo aclamado por los vecinos del barrio de Moravia, que él construyó cuando estaba inmerso en el movimiento «Medellín sin tugurios».
Quien aspiraba a ser presidente de Colombia, aunque Tata «nunca» lo vio posible, sigue siendo «respetado y recordado con amor» en zonas como Moravia, donde se venden todo tipo de «souvenirs» con su imagen, aunque su hijo reconoce que «es más fácil que te encuentres testimonios malos que de gratitud».
«Era una persona muy confusa, capaz de ser solidario y de matar a quien se atravesara en su camino», asegura su hijo, quien sostiene que su padre se suicidó tras «dejarse encontrar por una llamada telefónica» y verse acorralado por el bloque de búsqueda, que oficialmente se atribuye su muerte en un tiroteo.
«A los forenses les amenazaron para borrar de su informe la palabra suicidio. Tenía un balazo en la rodilla, otro en el hombro y otro en el oído izquierdo, donde él me decía que era efectivo cuando me hablaba de suicidarnos si nos veíamos rodeados, e iba descalzo, cuando aseguraba que los zapatos eran más importantes que las armas para huir de los enemigos. No tenía intención de escapar», asevera Juan Pablo Escobar.
En «Los millones de Escobar», dos exoficiales de inteligencia estadounidense seguirán la pista a la fortuna que amasó el narcotraficante. Aunque Juan Pablo «destripa» el resultado: «La gran fortuna de mi padre está en varias manos. Los enemigos de mi padre nos dejaron vivir a cambio de entregarles desde un jarrón a los helicópteros, y el Estado le quitó sus propiedades -entre ellas Hacienda Nápoles, hoy convertida en un parte temático- pero no sirvió para reparar a las víctimas».