«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los expertos recomiendan comer carne de vacuno cuatro veces por semana

Los profesionales de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria aseguran que un consumo moderado de carne de vacuno  no incrementa el riesgo cardiovascular si se escogen piezas magras y se retira la grasa antes de su cocinado.

Esta carne, además, según los médicos, permite una gran variedad de cortes bajos en grasas como la tapa, la cual posee menor cantidad de grasa bruta que la pechuga de pollo (2 gramos y 2,8 gramos de lípidos, respectivamente)
Y lo más recomendable, en cuanto a las técnicas culinarias a utilizar, es que se eviten aquellas en las que existe contacto directo con el fuego o frituras y se opte por métodos de cocción que no permitan el ennegrecimiento de la carne y la aparición de zonas quemadas.

La importancia de la carne

Estas son las recomendaciones que hacen los médicos de Semergen en la guía «Importancia de la carne de vacuno en la alimentación de los españoles», que ha presentado este lunes su presidente, José Luis Llisterri, además de los doctores José Manuel Fernández y María Luisa López, coordinador y miembro del grupo de trabajo de Nutrición de esta sociedad, respectivamente.
Se trata, según Llisterri, de una guía con la que pretenden trasladar a los médicos, y por consiguiente a sus pacientes, una opinión «veraz y objetiva», basada en evidencias científicas, sobre la necesidad del consumo de carne de vacuno frente a los «falsos mitos y bulos» que circulan sobre todo en la red.
«Hay que desterrar y desmitificar cierta información que está circulando sobre el consumo de carne de vacuno porque esta dentro de nuestra cultura, de la dieta mediterránea y no debe estar excluida en nuestra alimentación», según López.

Una controversia basada en bulos

El consumo de carne ha creado controversia hace unos años debido a su relación con el desarrollo de enfermedades crónicas como la enfermedad cardiovascular y el cáncer colorrectal.
Según los médicos de la sociedad, a pesar de que hay estudios de la OMS que evidencian científicamente este efecto en la carne procesada, como las salchichas, el jamón o la cecina, «todavía no se han encontrado estudios determinantes sobre la relación entre la incidencia de cáncer y el consumo de carne roja, entre la que se encuentra la carne de vacuno».
La carne de vacuno es un alimento «saludable» y rico en proteínas de alto valor biológico, que aporta vitaminas del grupo B y minerales, como hierro, potasio, fósforo y zinc, de especial importancia durante la edad infantil, la adolescencia, en los mayores y en los deportistas.
Estos nutrientes, según los médicos, contribuyen al adecuado funcionamiento del sistema nervioso y muscular y son beneficiosos para la piel y la visión.

Mejor las carnes con poca grasa

En las mujeres en edad fértil y en los niños permite cubrir uno de los problemas nutricionales más comunes, la deficiencia en el aporte dietético de hierro, según Fernández.
Por ello, según Llisterri, «dada la variedad de productos cárnicos del vacuno y sus propiedades nutricionales sería un error generalizar sobre su consumo y efectos en la salud humana» porque de lo que se trata es de una cuestión de equilibrio en la ecuación consumo de carne y salud.
Según Jose Manuel Ávila, director general de la Fundación Española de Nutrición, los españoles consumimos una media de 143 gramos al día de carne en general, es decir de carne roja (todas las carnes que no son las de caza y las de aves y conejo), carnes blancas (aves y conejos) y negras (las de caza).
La cantidad se ajusta a lo recomendable, pero deberíamos variar los tipos de carne y dejar más a un lado las procesadas, con más grasa y sal, ya que lo que consumimos actualmente nos aporta más energía de lo aconsejado, según el experto.
De lo que se trata es de consumir carnes con menos grasa. Por ejemplo, como dice Ávila, «tomar el cerdo como si fuera un plátano, quitando la grasa periférica».

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