«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Monumental y emocionante encuentro de Cristo y su madre en Ávila

La plasticidad de este «encuentro» tiene lugar de forma ininterrumpida desde 2007, aunque esta estampa semanasantera comenzó a celebrarse en 1992.


La Plaza de la Catedral, situada en pleno casco histórico de Ávila, se ha convertido esta noche en el corazón vibrante de un Lunes Santo en el que Cristo y su madre se han vuelto a encontrar frente al imponente templo catedralicio, ante la emoción de miles de personas que han asistido a ese momento mágico.
En este espectacular entorno monumental, abulenses y visitantes han presenciado uno de los momentos cumbres de esta Semana Santa declarada desde 2014 de Interés Turístico Internacional, dada su riqueza artística y patrimonial.
Desde mucho tiempo antes, la Plaza de la Catedral se ha ido llenando de un público deseoso de ver la llegada de las imágenes del Santísimo Cristo de la Ilusión (1988) y Nuestra Señora de la Esperanza (1954), acompañada por Jesús de la Salud (2006), que este año ha estrenado la figura de San Juan Evangelista.
La plasticidad de este «encuentro» tiene lugar de forma ininterrumpida desde 2007, aunque esta estampa semanasantera comenzó a celebrarse en 1992, viéndose interrumpida algunos años debido al desencuentro entre las dos hermandades.
Se trata de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza, cuya sede se encuentra en la céntrica iglesia de San Juan, y del Ilustre Patronato de la Santísima Trinidad y Nuestra Señora de las Vacas, situada en el populoso barrio del mismo nombre.
Para llegar a este momento único, los cofrades de ambas hermandades han partido desde sus diferentes sedes para encontrarse pasadas las 22.30 horas en una noche bastante menos fría que las últimas, en una ciudad que lleva desde enero sin apenas ver el sol.
En torno a las 19.00 horas, la procesión de Nuestra Señora de la Esperanza ha salido desde su sede entre una lluvia de pétalos, mientras en honor a la imagen titular, portada por una treintena de braceros, ha sonado el himno nacional entre los aplausos del público que abarrotaba la pequeña plaza.
Posteriormente, sobre las 20.45 horas ha partido de la ermita de Las Vacas el paso del Santísimo Cristo de la Ilusión, cuyo recorrido se ha visto dificultado por las cuestas existentes entre este barrio, situado al sur de la ciudad, y el centro histórico, por cuyas estrechas e intrincadas calles ha discurrido.
Antes del momento culminante junto a la Catedral, la procesión de La Esperanza ha vivido instantes de gran emoción, al pasar bajo el arco que desde 2004 lleva el nombre de la imagen titular de la Hermandad, cubierta por un precioso palio de color verde repleto de pétalos y estrenado en 1954.
Ante cientos de personas que se arremolinaban en la Plaza del Mercado Chico, los anderos han tenido que ponerse de rodillas para que el paso pudiese transitar bajo uno de los arcos, realizando un gran esfuerzo que ha sido recompensado por el público.
Tras ese instante, las imágenes de Nuestra Señora de la Esperanza y Nuestro Padre Jesús de la Salud se han dirigido hacia la Catedral para celebrar, un año más, el esperado encuentro con el Santísimo Cristo de la Ilusión, obra realizada en 1989 en madera de pino ruso por el imaginero murciano Manuel Ortega.
Mientras este paso ha llegado por la calle de la Cruz Vieja o de la Muerte y la Vida, el de La Esperanza ha entrado en la plaza de la Catedral ‘bailado’ por los braceros que han conducido a la Virgen hacia el emocionante encuentro con su hijo.
Y todo ello, frente a la puerta oeste del templo, donde ambos pasos se han ido aproximando con parsimonia, ‘mecidos’ por los anderos, mientras se escuchaba la saeta «Cristo de los gitanos».
Cuando han estado uno frente a otro, Nuestra Señora de la Esperanza ha realizado una reverencia a su hijo, entre los aplausos del público que ha abarrotado la plaza.
Una vez finalizado este instante lleno de magia y plasticidad, cada una de las dos procesiones ha retornado por separado hacia sus respectivos templos, después de estar en las calles de Ávila durante varias horas.

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