'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
El separatismo no descansa
Por Javier Gómez de la Serna
1 de diciembre de 2016

Lo peor del nacionalismo es que exista pero lo más irritante es que no paran. Cualquier acto debe suponer un pasito y provocar una tensión extra. Todo lo que hacen y dicen tiene una pequeña trampa que no da para mandarlos a paseo, y por tanto puede parecer hasta asumible, pero si picas, ya has cedido, y ellos ya han avanzado un pasito, del que jamás retrocederán y será el peldaño desde donde empezaran el siguiente movimiento. El nacionalismo catalán tiene una virtud de lo más eficaz: no para.

Evidentemente es más cansado no parar, que estar a por uvas. Es más cansado atacar, que estar solo a la defensiva. Es más cansado, pensar, diseñar, moverse y visitar a unos y a otros, que tomarse las cosas con calma y dentro del horario de trabajo. Es más cansado estar las veinticuatro horas de todos los días del año viendo como avanzar un paso más, que dar tiempo al relax y al merecido descanso.

Ahora y en vísperas de la negociación entre Junqueras, la Generalitat, y Montoro, el Gobierno central, sobre el déficit cataĺán, el gobierno de Puigdemont presenta los presupuestos donde, tensando la cuerda una vez más, contempla duplicar el gasto en embajadas y destinar 5,8 millones de euros al nuevo referéndum. ¿Qué hará el gobierno de España?

No entiendo nada. Unos no paran y los otros parece que no se enteran. Para el separatismo toda acción debe suponer un paso adelante. ¿Es consciente el Gobierno central de lo que nos hacen? ¿Alguien me lo explica?

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