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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Una estrategia educativa diferenciada para los chicos?

Uno de los tabúes de nuestro tiempo

El siempre interesante blog de Luis Daniel González me pone sobre la pista de un articulito escrito en un medio, La Voz de Galicia, que no sigo durante el curso (sí, en mi Verano gallego). Lo firma Paco Sánchez, a quien no tengo el gusto de conocer, pero que me parece que rebosa sentido común.

La columna, titulada Rezagados, dice así:

«Pese a que en la lista de las diez personas más inteligentes del mundo publicada estos días figura solo una mujer, pese a que los referentes populares de la innovación son varones, Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg o Jeff Bezos, pese a todo, se extiende la preocupación de que los chicos están quedándose rezagados en el proceso educativo: el fracaso escolar se ceba en ellos y, desde los noventa, el porcentaje de chicas que completa, y con mejores notas, cualquier nivel educativo supera por mucho el de chicos, ahora también en el doctorado. La tendencia se agudiza en el caso de los más desfavorecidos: las afroamericanas de Estados Unidos, por ejemplo, tienen el doble de posibilidades de obtener un título universitario que los chicos de su raza.

En investigaciones empíricas recientes se comprueba que los chicos parten de un nivel similar o incluso superior, pero enseguida se complican, y sus profesores -sobre todo, profesoras- perciben un desempeño peor relacionado con dificultades de carácter y comportamiento. Las chicas adquieren mucho antes hábitos de trabajo, constancia y orden, por ejemplo, mientras que los chicos necesitan un apoyo específico en esos campos: más refuerzo en aspectos relacionados con la formación del carácter que en los meramente cognitivos.

Leo que británicos, canadienses y australianos han abordado abiertamente el problema del bajo rendimiento masculino con programas que ayudan a los chicos a ser más organizados y a mejorar su atención y compromiso: lecturas que les resulten más atractivas (ciencia ficción, fantasía, deportes, espionaje, batallas), más tiempos de recreo para que puedan expansionarse, más clases diferenciadas por sexos, y más hombres en el profesorado. Como para decirlo por aquí…»

Pues sí, como para decirlo. A lo mejor acabas denunciado.

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