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Presidente de la asociación Una Policía para el Siglo XXI.
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Europa criminal

27 de mayo de 2024

Probablemente el mejor tiroteo rodado en el cine, o al menos el que sin ninguna duda tiene el mejor sonido real de un enfrentamiento armado, sea la escena del atraco al banco en la película Heat, protagonizada, entre otros, por Al Pacino, Robert De Niro y Val Kilmer. La película también contiene una escena que me impactó cuando la vi en 1996 en los Brooklyn de Oviedo; sucede cuando el jefe de la banda criminal, interpretado por De Niro, le dice a Val Kilmer, en referencia a los vaivenes de la relación sentimental de este con su mujer, que recuerde lo que un viejo capo les había aconsejado para mantenerse en el oficio hacía ya tiempo: «No te ates a nada que no puedas dejar en 30 segundos si la pasma te pisa los talones». Kilmer, rendido, le responde: «Para mí el sol sale y se pone con ella». De Niro entiende que no hay nada que hacer.

Esa misma película comienza con un golpe de la banda a un furgón blindado, la cosa se complica y hay muertos. Sí, los has adivinado, los muertos no son los malos, son los de siempre. 

Esto era cosa de películas para los europeos hasta no hace tanto. Ya no. La semana pasada un golpe similar en su ejecución y con el mismo resultado trágico —una vez más murieron los de siempre— tuvo lugar en Francia. Si acaso esto fue peor, hemos sobrepasado al cine, porque no era un atraco para conseguir dinero que se acabó yendo de las manos, era un plan criminal para liberar a un capo de la droga con ejecuciones sumarias que nos escupen a la cara el total desprecio de estos lobos por la vida. Dos funcionarios de prisiones que no volverán a ver a sus hijos y otros tres que luchan en estos momentos por recuperarse de las graves lesiones. Del impacto psicológico no se recuperarán jamás.

Dos años después de la película Heat se produjo el incidente armado que cambió para siempre la historia de la Policía en los Estados Unidos, y modificó los sistemas de entrenamiento y las armas de dotación entregadas a los agentes, además de los materiales de blindaje de vehículos y chalecos: el famoso Tiroteo de North Hollywood.

Los atracadores Larry Eugene Phillips, Jr. y Emil Mătăsăreanu, intentaban robar una sucursal del Bank Of America en el Valle de San Fernando, al norte de Los Ángeles. Portaban fusiles de asalto con munición antiblindaje y se enfrentaron a policías con pistolas Beretta de calibre 9mm y revólveres del 38. La potencia de fuego de los atracadores provocó que 12 policías y ocho civiles fueran heridos antes de ser abatidos. Phillips fue alcanzado 11 veces y Mătăsăreanu tenía 29 impactos, pero estaban revestidos de placas metálicas por todo su cuerpo, lo que les permitió seguir disparando. En los registros de los domicilios de los atracadores, la Policía encontró una copia de la película Heat.

El nuevo escenario criminal europeo es ya una realidad en Francia, donde se producen 65 violaciones al día según Eurostat, y lo estamos empezando a vivir en España, donde los incrementos de la criminalidad violenta no reciben la atención en medios que debieran, precisamente porque la mayoría de medios de comunicación forman parte ya de las estructuras de poder de los partidos tradicionales, a través de la publicidad institucional que reparte millones de euros. Además, a ninguno de los que han estado al frente de las estrategias de seguridad en nuestro país durante los últimos 40 años les ha interesado reconocer que existe un fallo sistémico en nuestro modelo policial y en nuestra política criminal, y que a todo aquel que ha denunciado ese fallo sistémico y ha hecho una propuesta para revertirlo, se le ha perseguido desde dentro de los propios cuerpos policiales, dirigidos por políticos con carné del partido y sin ningún conocimiento en materia de seguridad y crimen, y por mandos policiales escogidos por estos vía libre designación.

En 2018, cuando el actual gobierno llegó al poder, se produjeron en España 1087 homicidios (intentados/consumados). En 2023, 1685.

De 1.702 violaciones hemos pasado a 4.875; y ni siquiera les sirve la manipulación de que ya no se diferencia entre abuso y agresión porque en 2022, cuando todavía sí se diferenciaba, ya hubo 4.270. Menos aún la excusa de que ahora se denuncia más, porque es verdad que se denuncia más, por motivos sociológicos, que en los años 80, pero no más que en 2017; eso sólo es otra mentira que pretende ocultar su fracaso.

Los delitos graves de lesiones y riña tumultuaria, que también suben exponencialmente, son predictores del establecimiento de bandas criminales, como ya lo fueron antes en otros países de nuestro entorno. Pero todo da igual, porque quienes marcan las estrategias viven en zonas de baja conflictividad con videovigilancia privada y escoltas.

Suecia fue el primer país en perderse criminalmente en Europa, antes que Francia. El paradigma de la seguridad durante décadas, tardó apenas 15 años en convertirse en el líder porcentual de asesinatos con arma de fuego y acabó escalando al uso de granadas de mano por parte de las bandas que se disputan allí la mercancía y el territorio. Al final, una vez constatado que la intención de voto caía y podían perder sus poltronas, hasta la primera ministra socialdemócrata Magdalena Andersson reconoció que se habían creado sociedades paralelas basadas en el crimen fruto de los procesos de inmigración ilegal desbordados en el espacio y el tiempo. «Tendremos que reevaluar nuestras verdades anteriores y tomar decisiones difíciles. Toda persona que recibe apoyo también debe cumplir con ciertas expectativas», llegó a decir; lo mismo que denunciaban desde hacía años miles de suecos a los que ella llamaba racistas y fascistas.

En Holanda la Mocro Mafia ya controla puertos como el de Rotterdam (recuerden que con el control de los puertos comenzó la historia criminal de la mafia italoamericana), y es capaz de hacer que la hija de la reina tenga que abandonar el país por sus amenazas. Si no pueden proteger a un miembro de la casa real, imagínate a tus hijos.

Y aquí, en España, el narco no sólo se ha instalado en el estrecho, sino que opera con total impunidad por toda la costa, hasta el punto de tener lanchas haciendo trompos por el Puerto de Cádiz y asesinar a dos guardias civiles pasándoles por encima. Las bandas latinas de Madrid van a competir con las magrebíes y subsaharianas en los próximos años, dejando detrás de sí, como siempre, un reguero de sangre y muerte. Los aluniceros se han hecho millonarios sin apenas pisar nuestras cárceles y algunos han escalado en su actividad hasta mover grandes cantidades de droga o dar vuelcos. Barcelona es una zona de confort criminal donde se opera sin coste. Bilbao, Zaragoza y Valencia están a punto de caer.

Las próximas elecciones europeas van a marcar el futuro de generaciones. Van a condicionar la vida de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos. Somos nosotros los que tenemos la responsabilidad de, al menos, intentar que el proceso de degradación criminal que está por venir, se frene en seco, y no lo tengan que sufrir los que nos suceden. Es una obligación moral. Obviamente, no lo conseguiremos votando a quienes llevan años, a izquierda y derecha, siendo parte del problema, por lo que difícilmente pueden ser parte de la solución. No te quedes en casa o ganarán los lobos.

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