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El Wall Street Journal denuncia que la ‘trama rusa’ fue un montaje de Hillary para sembrar una falsa sospecha sobre Trump
El Wall Street Journal denuncia que la ‘trama rusa’ fue un montaje de Hillary para sembrar una falsa sospecha sobre Trump
Hillary Clinton y Donald Trump.
Por Carlos Esteban
25 de mayo de 2022

Uno de los diarios financieros más influyentes, antiguos y leídos del mundo, The Wall Street Journal, ha lanzado la bomba sin ambages ni subterfugios desde su principal editorial con un titular que no deja lugar a muchos matices: «Hillary lo hizo«.

¿Y qué hizo Hillary (Clinton, se entiende)? Preparar un elaborado y costoso montaje para que su rival en la campaña presidencial, Donald Trump, apareciese ante el país y ante el mundo como culpable de haberse conjurado con el Kremlin para manipular el voto y obtener así la victoria. Es la llamada «trama rusa«, que obligó a Trump a gobernar durante casi todo su mandato bajo sospecha, con una investigación federal en marcha contra los suyos y con los principales medios nacionales e internacionales anunciando día sí, día no, que estaba a punto de probarse su culpabilidad sin la menor sombra de duda. Lo que se probó, al cabo, es que todo aquello había sido eso, un montaje.

Y detrás de ese montaje, empezamos a saber con creciente claridad, estaba Hillary Clinton. Con esa audaz acusación empieza el editorial del Journal: «La narrativa de la colusión Rusia-Trump de 2016 fue un truco sucio sin precedentes, y ahora sabemos que vino desde arriba, de la candidata Hillary Rodham Clinton».

Y explica: «Eso fue lo que testificó el viernes el director de la campaña de Clinton de 2016, Robby Mook, ante un tribunal federal [en Washington, DC], y aunque la noticia no es una sorpresa, no deja de impresionar haber encontrado sus huellas dactilares en el arma política«.

Mook testificó en el juicio que se celebra contra el abogado Michael Sussman, acusado de mentir al FBI al informarles de que Donald J. Trump, a través de conexiones con el Alfa Bank de Rusia, estaba en connivencia con el presidente ruso Vladimir Putin.

Era falso, por supuesto, pero no se trataba de eso. Lo grave es que Sussman no dio el soplo de forma equivocada pero inocente, como mero ciudadano ejemplar que denunciaba por civismo lo que creía un delito, no: lo hacía como agente de la campaña de Clinton, como uno de los trucos más sucios que se recuerdan para hundir a un candidato rival.

Y la acción de Sussman, según el testimonio de Mook, había contado con la aprobación de la propia Hillary. Así que la historia de los lazos entre Trump y Alpha Bank aparecieron en una publicación online de tendencia marcadamente progresista, Slate.

A partir de ahí, todo fue coser y cantar. La noticia la replicó hasta el infinito un estamento mediático que odiaba encarnizadamente a Trump (la antipatía, hay que decirlo, era mutua), igual que lo hizo la investigación iniciada en consecuencia por el FBI. Nunca tenían bastante de trama rusa, que fueron deshojando día a día como la proverbial margarita, alargándola hasta lo imposible y convenciendo a buena parte de la audiencia de que el hombre que les gobernaba era un títere de Moscú, con las consecuencias que se le ocurren a cualquiera.

Termina así el Journal su editorial: “Clinton hizo un daño enorme al país. Deshonró al FBI, humilló a la prensa e hipotecó al país en una investigación de tres años que no llevó a ninguna parte. Vladimir Putin nunca hubiera podido, ni de lejos, hacer tanto daño con una verdadera campaña de desinformación”

Para acabar, vale la pena subrayar que el diario de referencia de toda la prensa progresista mundial, The New York Times, el mismo que tiene como lema “todas las noticias que vale la pena imprimir”, no informó del testimonio de Mook.

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