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San Jorge, asesinatos y robos en la retaguardia republicana

Documentos correspondientes a Causa General del A.H.N.Subdirección General de los Archivos EstatalesMinisterio de Cultura.España

Asesinar y robar fue una práctica habitual de los milicianos que decidieron sembrar el terror en la retaguardia en lugar de ir a luchar al frente.

San Jorge es un municipio e la provincia de Castellón, a 14 kilómetros de Vinaroz. Cuando la localidad fue tomada el 15 de abril de 1938 por las tropas nacionales se formó un ayuntamiento nuevo presidido por José Miñana que, ante las denuncias de los desmanes cometidos por los miembros de los partidos de izquierdas, ordenó la elaboración de un informe que fue remitido al auditor del Ejército con sede en Vinaroz el 29 de abril siguiente.

En ese informe recoge la mayoría de los crímenes cometidos por los miembros del Comité Ejecutivo –sustituto revolucionario del ayuntamiento-, controlado por Izquierda Republicana -el partido de Manuel Azaña- y la CNT.
Este Comité se organizó como una organización criminal, centrada en la obtención de dinero por medio de la extorsión, además de asesinar a religiosos y destacados representantes de la derecha local.
Su primera actuación en esta línea se produjo en la primeras semana de agosto. En esos días asaltaron la Iglesia Parroquial y, durante dos días, se dedicaron a saquear todos los objetos de culto, las imágenes y los elementos de valor que había en su interior. Para evitar que las imágenes y los objetos de culto fueran destruidos, se exigió a las personas consideradas de derecha que entregasen la cantidad de dos mil pesetas para que les fueran entregadas.

Documentos correspondientes a Causa General del A.H.N.

 
Se aprovechó para realizar un censo de aquellas personas que se hacían responsables de cada uno de los objetos. Unos días después, el Comité ordenó que toda persona que tuviese en su casa objetos religiosos los trasladase a un punto del municipio, bajo pena de muerte de quién no lo hiciera. Una vez entregados, fueron destruidos. Se obligó a todos aquellos que hicieron entrega de los objetos religiosos a presenciar la destrucción de los mismos.
Poco después, miembros del Comité Ejecutivo se dirigieron a la residencia de Enrique Esteller Esteller, antiguo alcalde del municipio por las candidaturas de la derecha, y le exigieron la entrega en el acto de mil pesetas. Como no las tenía, tuvo que pedir un aplazamiento para poder reunir esa cantidad.
Unas semanas después, Enrique Esteller Esteller y Luis Miralles fueron expulsados del municipio por su carácter de propietarios de tierras. A la vez que los miembros del Comité entraban en el domicilio de Guadalupe Esteller, a la que también exigieron el pago de mil pesetas para no ser asesinada.
Documentos correspondientes a Causa General del A.H.N

 
El 15 de agosto comenzaron los asesinatos en San Jorge. Un municipio en la retaguardia profunda de la zona controlada por el Frente Popular. Y nuevamente el primero en caer fue un religioso. En este caso la primera víctima fue el sacerdote José Vicente Cife Arnau, natural del municipio pero que ejercía su ministerio en Salsadella. Junto a él fue asesinada Magdalena Esteller Tolos, de 59 años. Su delito, ser una conocida militante de la derecha católica de la localidad. Sus cuerpos fueron tirados a un pozo en las proximidades de San Jorge.
Ese mismo día, los miembros del Comité volvieron a hacer caja y entraron en el domicilio de Patrocinio Esteller, a la que sacaron mil pesetas a cambio de perdonarle la vida.
Durante los siguientes días de agosto, los milicianos del Frente Popular visitaron los asentamientos de los colonos en los alrededores del municipio exigiéndoles el pago de un impuesto revolucionario para no expulsarles de las fincas que habían ocupado y arrebatado a sus legítimos propietarios.
El 30 de septiembre volvieron a presentarse en la casa de Guadalupe Esteller, esta vez para exigir que su marido, Francisco Esteller Esteller, antiguo alcalde del municipio, se presentase en la sede del Comité, que había ocupado las dependencias del Ayuntamiento. Éste se presentó a media mañana y las dos de la tarde fue asesinado.
Quince días después, dos vecinos –Francisco Vicente Esteller Esteller y Miguel Juan Esteller Agramunt- fueron citados en el Comité para ir a declarar al Comité Comarcal de Benicarló. La realidad fue que habían sido trasladados al municipio de Santa Magdalena de Pulpis, donde fueron asesinados pocas horas después.
También en aquel mes de octubre un vecino de la localidad, Pedro Ramón Esteller Puchal, que había salido a cazar para llevar comida a su casa, fue emboscado y asesinado por tres miembros del Comité.
Esta es la historia de la represión en un pequeño pueblo que contaba en 1930 con poco menos de 1.200 habitantes. Tras la Guerra Civil, se intentó localizar a los integrantes del Comité que habían participado en estos delitos. La lista era de 24 personas. Fueron localizados doce de ellos. Diez condenados a muerte, pero solamente se ejecutaron cuatro de las sentencias. Fueron las de Bautista Cañada, Antonio Lladser, Bautista Bort y Juan Folía.
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