Morante de la Puebla, Emilio de Justo y Alejandro Talavante se pusieron de acuerdo el pasado mes de octubre para determinar qué toros lidiaría cada uno en la corrida que programó Tauroemoción para celebrar los 60 años de la plaza de toros de Jaén. El cigarrero decidió que su lote estaría compuesto por un toro de Francisco Galache y otro de Juan Pedro Domecq, el de Coria eligió un astado de Victorino Martín y otro de Daniel Ruiz, y el de Badajoz optó por Garcigrande y otro de Pallarés.

La premisa resultó llamativa y sugerente para cierto sector de la afición, pero también despertó ampollas entre las voces más reacias a cualquier tipo de modificación del rito. Así, diversas organizaciones de aficionados locales alzaron la voz ante esta circunstancia, denunciando ante las Administraciones andaluzas que este pacto incumpliría el Reglamento Taurino, en concreto el artículo 41 del Decreto 68/2006 del texto de la Junta que estable el marco legal para la programación y organización de festejos taurinos en la región sureña.

Sin embargo, ese mismo mes de octubre se celebró en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla un festival en el que cada actuante eligió su novillo. De igual modo, también hay que tener en cuenta que, cuando se conceden alternativas o confirmaciones, los espadas suelen brindarle al toricantano o al confirmante la posibilidad de elegir el astado con el que abrirán el festejo. 

Además, hay un precedente importante que debemos tener en cuenta. En la temporada 2013, la plaza de toros de La Malagueta acogió una corrida en la cual Juan José Padilla, El Juli y Alejandro Talavante lidiaron lotes que ya habían sido asignados previamente. El Ciclón de Jerez se anunció con astados de Jandilla, la leyenda de San Blas se acarteló con reses bravas de Garcigrande y la zurda de oro hizo lo propio con animales de Zalduendo. 

La empresa encargada del manejo de la plaza de toros de Málaga consultó entonces a la Delegación de Gobierno en la provincia si la preselección de los toros lidiados era válida y se ajustaba al marco legal en vigor, resolviéndose el expediente de manera favorable. De hecho, la Delegación dio incluso orden a la presidencia de la plaza para que supervisase el festejo conforme a esta autorización. 

Por lo tanto, aunque el sorteo de los toros a lidiar es la norma en la inmensa mayoría de festejos, también es cierto que se han dado ciertos precedentes y circunstancias en las que se han celebrado espectáculos taurinos sin necesidad de componer los lotes de tal manera. 

¿Debería permitirse, entonces, que el sorteo pueda ser reemplazado en casos especiales en los que empresa, actuantes y ganaderos así lo acuerden, como por ejemplo se pretendía con la corrida del 60 aniversario de la plaza de toros de Jaén? Una decisión de estas características puede generar mucha resistencia entre los sectores más tradicionales, pero el debate está abierto y, de hecho, ha sido planteado por diversas partes en las distintas reuniones que está manteniendo el sector taurino con las autoridades andaluzas de cara a la actualización del reglamento autonómico, que data de 2006. Sólo el tiempo dirá si hay cambios o no.