Drag Sethlas, el ganador del año pasado, ha despedido su reinado rodeado de doce ‘apóstoles’ y haciendo las veces de Jesucristo.
En un tiempo en que cualquier afrenta a lo sagrado queda amparada por la ‘libertad de expresión’, parece relativamente lógico que los ataques al cristianismo proliferen como disparos en un tiroteo. Así, quienes arden en deseos de escupir públicamente contra esta milenaria religión, que constituye la base de la civilización europea, pueden hacerlo sin temer sanciones legales: no en vano, estarán protegidos por esa libertad de expresión que ha dejado de ser concebida como medio orientado hacia el bien y la verdad para ser percibida como fin en sí mismo, como derecho ilimitado.
Esto es lo que ocurre con quienes actúan en la Gala Drag Queen del Carnaval de Gran Canaria, que este año ha incluido una oprobiosa sátira de la Última Cena: Drag Sethlas, el ganador del año pasado, ha despedido su reinado rodeado de doce ‘apóstoles’ y haciendo las veces de Jesucristo.
‘Es espectacular y lo más bonito que ha habido nunca en el escenario del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria’, ha asegurado Israel Reyes (el empresario que gestiona para el Ayuntamiento esta celebración carnavalesca) en referencia a la irreverente actuación, que ha suscitado la indignación de muchos católicos españoles.
Cabe mencionar que la performance por la que Sethlas obtuvo la victoria el año pasado presentó también un cariz blasfemo. Así, el individuo apareció travestido de la Virgen María y de Cristo crucificado. Ello llevó a la Asociación de Abogados Cristianos a presentar una denuncia que fue sobreseída por el juez, que entendió que no existía delito de odio o delito contra los sentimientos religiosos.
En este sentido, el ya citado Reyes ha continuado con las alabanzas a la Drag Queen: ‘No habría tenido sentido que se hubiese despedido vestido de Pitufo; habría supuesto dar la razón ha quienes le habían criticado’, ha asegurado el empresario, que ha añadido que ‘el espíritu crítico y transgresor del Carnaval no puede perderse’ y que ‘los derechos y libertades se ganan para no perderlos’.
Menos burlas que en otras ocasiones
En la edición de este año, a la que asistieron más de 5.000 personas, no ha habido más afrentas al cristianismo que la ya mentada (un consuelo, en cierto modo). Sin embargo, como ha señalado el organizador, esto no se ha debido a una cuestión de escrúpulos morales, sino a una de cálculo, básicamente: ‘No han incluido críticas a la Iglesia; son suficientemente hábiles para plantear otros temas’.
El Carnaval de Gran Canaria ha contado con la presencia de conocidos artistas tales como Nalaya Brown – compositora de música electrónica –, Soraya Ramos, Kika Lorace y, por supuesto, de Alaska.
