Los Kansas City Chiefs confirmaron que son la franquicia más dominante de la actualidad en la NFL, la liga estadounidense de fútbol americano, al conquistar este domingo la cuarta Super Bowl de su historia, la tercera en cuatro años, tras imponerse por 22-25 a los San Francisco 49ers después de una prórroga.
La LVIII Super Bowl disputada en el Estadio Allegiant de Las Vegas coronó de nuevo al equipo que dirige Andy Reid y que lidera Patrick Mahomes, elegido ‘MVP’ y ya con tres anillos a sus 28 años, y por el que pocos habrían apostado tras un Temporada Regular que fue un tanto discreta, pero supo demostrar su calidad para enderezar el rumbo a tiempo.
Los Chiefs despertaron en la postemporada y acabaron cerrando del mejor modo el año para convertirse en los primeros en repetir desde que lo lograsen los New England Patriots en 2004 y 2005. En el lado contrario, los 49ers, que no pudieron tomarse la revancha de la final de hace cuatro años y que no pudieron ganar su sexto trofeo Vince Lombardi, una sequía que se alarga ya desde 1995.
Fue una Super Bowl que a falta de jugadas espectaculares o de gran brillantes proporcionó máxima emoción y 15 minutos más de propina para los espectadores. En ese tiempo extra, los campeones de la Conferencia Americana, que habían forzado la prórroga a falta de tres segundos, encontraron el ‘touchdown’ de Hardman cuando también llegaba a su fin para sellar definitivamente su condición de dinastía en la NFL.
San Francisco logró de inicio neutralizar a un Mahomes nada cómodo y que tampoco podía conectar con sus mejores jugadores, sobre todo un Travis Kelce excesivamente nervioso y al que las cámaras incluso captaron teniendo un mal gesto con su entrenador. Pese al buen comienzo de McCaffrey, el nombrado mejor jugador ofensivo del año, tampoco tuvo demasiado protagonismo, mientras que el ‘quarterback’ Brock Purdy, pese a no cometer excesivos errores, no encontraba a otras armas ofensivas como Deebo Samuel y George Kittle.