El reciente apagón ha sido calificado como el incidente energético «más grave en casi dos décadas», según el comisario europeo de Energía, Dan Jorgensen. En cambio, ha adelantado que las primeras conclusiones técnicas de la investigación independiente solicitada ayer por Portugal podrían tardar hasta seis meses, mientras que el informe definitivo no estaría listo hasta septiembre de 2026.
Por ahora, el sector eléctrico ha constatado que antes del apagón «había un exceso de renovables, casi un 70%, de las cuales la mayoría era de fotovoltaicas». En este contexto, el ingeniero del ICAI y expresidente de la firma de ingeniería Empresarios Agrupados, Adolfo García Rodríguez, ha explicado que una red con esas características «es muy frágil», ya que las renovables, especialmente la solar, «carecen de inercia y no pueden reaccionar ante un apagón». En cambio, las centrales hidroeléctricas, los ciclos combinados de gas y las centrales nucleares disponen de grandes componentes rotativos que giran a alta velocidad, lo que les permite soportar perturbaciones en la red y ajustar su potencia si falla la generación en otro punto.
No obstante, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha descartado ninguna hipótesis y ha exigido explicaciones «a todos los operadores privados» del sistema eléctrico. La primera en responder ha sido la compañía energética española Iberdrola, que ha defendido su actuación asegurando que puso todos sus recursos a disposición de Red Eléctrica «según los protocolos establecidos por esta última».
Asimismo, Sánchez ha afirmado que «no hubo un problema de exceso de renovables» y señaló a la energía nuclear como responsable, asegurando que «lejos de ser una solución, ha sido un problema». Ante estas declaraciones, García Rodríguez ha replicado que «todas las centrales nucleares cuentan con grupos de generación eléctrica propios para casos de fallo en el suministro externo».