España ha perdido desde el año 2000 un 0,4% de su poder adquisitivo. Es uno de los cuatro países de los 32 que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que se encuentra en esta situación. Los otros tres son Grecia (-12,8 %), México (-3,6 %), e Italia (-0,9 %). En 2000, la media de los salarios españoles se situaba en los 18.526 euros, que si bien en 2022 se había incrementado hasta los 29.113 euros; aplicando las subidas de precios que se han producido desde entonces, supone 116 euros menos en cuanto a poder adquisitivo.
Aunque España es de entre los cuatro países que han empeorado sus datos, el que sufre una menor caída, hay que tener en cuenta que la media de crecimiento de todos los países de la OCDE es del 17,4%. Además, países vecinos como Francia, Alemania y Portugal han experimentado unas alzas en su poder adquisitivo del 20,8%, 14,8% y 3,1% respectivamente, lo que dejar incluso en peor lugar a España.
Otras variables que influyen en el cálculo de poder adquisitivo del país son el número de personas que no forman parte de la fuerza laboral —los parados—, y el gasto en pensiones. En cuanto al desempleo, España, desgraciadamente, también es una de las campeonas de Europa y la líder indiscutible de la OCDE: el Gobierno reconoce una tasa de paro del 12,87%. En cuanto al gasto en pensiones, la inflación lo elevará en otros 15.000 millones a lo largo de 2024 y 2025 según los mejores pronósticos. El alza en este 2023 ha sido de un 11,4%.
La inflación del precio de los alimentos tampoco ofrece motivos para la esperanza, aunque se ha moderado algo en el último mes: la tasa general de la inflación se elevó al 2,6%, mientras la subyacente bajó hasta el 6,1%, según un informe del banco ING, aunque los expertos advierten de que la bajada de los precios en nuestro país será lenta.
