La presidente de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ya vaticinó en toma de posesión en diciembre de 2019 un giro a la izquierda en las políticas del bloque comunitario, sólo por el planteamiento del Pacto Verde, que está suponiendo un auténtico problema tanto para la agricultura como para la industria.
En el Pacto Verde se fijaba como objetivo que las energías renovables deberían suponer el 40% del total de la energía producida en 2030 y para ello se partía de una realidad que era del 19,89% al final del 2019. Esto implica que la producción de este tipo de energía debe desarrollarse a una media de 2 puntos porcentuales al año para llegar al 2030 con un 40% y la realidad, que es muy tozuda, demuestra que una cosa son las declaraciones de los políticos y otra muy diferente lo que los sectores económicos pueden llegar a producir.
Esto es lo que ha sucedido entre 2020, 2021 y 2022. Según el último dato que ha proporcionado Eurostat sólo crecemos a ritmo de un 1% anual, o lo que es lo mismo, nos estamos quedando un 50% por debajo del objetivo.
De momento, el total del éxito de Úrsula es haber conseguido que cuando no teníamos Pacto Verde estábamos en un 19,89% de uso de las renovables y en tres años ha subido la capacidad de uso en 3,13 puntos. Lo que esta tabla no cuenta es que a finales del 2017 se terminó en un 18,41% y, por lo tanto, en dos años crecimos a ritmos medios de 0,75 puntos en lugar de 1 punto.
Está claro que hay países como Suecia que ya están en el 66% y en tres años han crecido en 10,22 puntos, pero también es cierto que países como Austria están exactamente igual que en 2019.
España y Alemania han crecido por encima de la media, pero Francia e Italia lo han hecho por debajo, en el caso de Italia muy por debajo de la media.
