La ciudad de Parla, junto a los municipios de Jaén y Jerez de la Frontera, afronta deudas insostenibles, inversiones desastrosas y un escenario financiero sin salida. Así lo ha confirmado en un informe la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que ha concluido que estas tres localidades están en una situación crítica de la que no se espera retorno.
La AIReF, que supervisa la sostenibilidad financiera de las administraciones, diagnostica en este documento que estos municipios se encuentran en una categoría «crítica», lo que significa que, aun con cambios drásticos, no sería posible que recuperen una estabilidad económica en el futuro previsible. «Ni en 100 años se van a recuperar«, afirma un experto consultado por El Confidencial.
Parla es un caso paradigmático. El municipio madrileño, gobernado por el socialista Ramón Jurado desde 2019, arrastra una deuda que supera los 507 millones de euros, lo que implica unos 4.000 euros por cada uno de sus habitantes. Además, el pago a proveedores se demora una media de 274 días, una cifra alarmante.
El declive económico de Parla se remonta a la gestión de Tomás Gómez, exalcalde socialista que impulsó el costoso proyecto del tranvía, una iniciativa que se planeó con un presupuesto de 93 millones de euros, pero que terminó costando cerca de 300, según el Tribunal de Cuentas. Esta obra faraónica, que pretendía rivalizar con las infraestructuras de localidades vecinas como Getafe y Leganés, ha sido uno de los principales lastres financieros de la ciudad.
Jaén, por su parte, también enfrenta una deuda gigantesca, que asciende a unos 600 millones de euros. Para lograr sanear sus cuentas, el ayuntamiento necesitaría generar un superávit de seis millones de euros anuales durante un siglo, algo totalmente fuera de la realidad, como reconoce el concejal de Hacienda, José María Álvarez. La ciudad ha prorrogado sus presupuestos desde 2017 y ha visto cómo su deuda sigue aumentando año tras año. Aunque se están implementando medidas como la creación de una central de compras para ahorrar en contratos municipales y la revisión de impuestos locales, el principal obstáculo radica en el gasto de personal, que consume el 59% del presupuesto del municipio, un porcentaje muy superior a la media andaluza, que es del 38,5%.
El símbolo del despilfarro en Jaén es el tranvía, una infraestructura que se construyó en 2009, pero que nunca ha entrado en funcionamiento, a pesar de haber realizado pruebas con pasajeros en 2011. El actual gobierno de la Junta de Andalucía, bajo el mando de Juanma Moreno, ha prometido poner en marcha el tranvía para 2025, aunque muchos son escépticos sobre la viabilidad de esta promesa.
En Jerez de la Frontera, la situación no es menos alarmante. Si bien no se construyeron proyectos faraónicos como en Parla o Jaén, la ciudad gaditana tiene sus propios problemas, especialmente relacionados con la expansión urbana desmesurada de los años previos a la crisis. Jerez es uno de los municipios más grandes de España en extensión, lo que complica la prestación de servicios básicos.
En resumen, la AIReF clasifica a Parla, Jaén y Jerez de la Frontera en su categoría más crítica, señalando que estos municipios no podrán recuperar su estabilidad financiera ni en un horizonte de 100 años. Otras localidades como Algeciras o Navalcarnero se encuentran en un nivel ligeramente menos grave, pero también enfrentan retos significativos.