Los recientes movimientos del Banco Central Europeo (BCE) hacia una rebaja de los tipos de interés han permitido que los bancos españoles ofrezcan algunas de las hipotecas más baratas de Europa. Sin embargo, el coste medio del saldo vivo de estos préstamos es un 58,7% superior al interés que las entidades pagan por los depósitos pactados con los clientes. En este contexto, la diferencia entre lo que los bancos cobran por las hipotecas vivas y lo que abonan por los depósitos es más de ocho veces mayor que la media europea.
En la eurozona, las entidades financieras han aplicado un tipo de interés medio del 2,44% en los préstamos para la compra de vivienda aún pendientes de amortizar, frente al 2,3% que ofrecen por los depósitos a plazo fijo. Esto se traduce en una brecha de 0,14 puntos porcentuales, muy inferior al diferencial de 1,18 puntos registrado en el sector bancario español, lo que representa una diferencia del 743%.
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, señaló en febrero que están concediendo «hipotecas en España a un tipo medio más bajo que el que aplicamos al Estado. La remuneración de los depósitos no es tan elevada, pero los márgenes se mantienen gracias a nuestra gran escala. Esto beneficia a la economía española».