El empleo juvenil en España representa un desafío significativo, sobre todo para garantizar el relevo generacional que ya ha impactado gravemente a varios sectores. A pesar de que en el país hay más de siete millones de jóvenes, solo el 18,51% tiene un empleo activo, lo que significa que menos de dos de cada diez jóvenes trabaja dentro del territorio nacional. Además, un tercio de los 426.000 españoles que emigran cada año tiene menos de 35 años, la mayoría con estudios y en busca de mejores oportunidades laborales.
Un informe de la consultora Freemarket Corporate Intelligence revela que en 2023, el 17,08% de los asalariados en España tenía un contrato temporal. Sin embargo, esta cifra es más alta entre los jóvenes: el 61,7% de los trabajadores entre 16 y 19 años contaba con un contrato temporal, seguido del 46,4% en el grupo de 20 a 24 años, y del 27,6% entre aquellos de 25 a 29 años.
De esta manera, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque se ha logrado reducir la tasa de paro juvenil, 2023 cerró con un 28,36% de desempleo entre los menores de 25 años. Este porcentaje es el más alto de la Unión Europea y casi duplica la media de los 27 estados miembros, que se sitúa en el 14,9%. Además, el problema del desempleo no afecta sólo a los jóvenes sino que, con un 11,6% de paro en enero, España también encabeza la lista de países con la mayor tasa de desempleo en la Unión Europea.
Los jóvenes enfrentan salarios un 35% inferiores a la media
Los jóvenes trabajadores en España perciben salarios un 35% inferiores a la media nacional, y su progresión salarial a lo largo de su vida laboral es más lenta en comparación con generaciones anteriores. Mientras que quienes nacieron en 1955 lograron alcanzar la base media de cotización a la Seguridad Social a los 27 años, la generación de 1985 aún no había llegado a ese nivel a los 34 años.
En este sentido, esta precariedad salarial tiene un impacto directo en los ingresos familiares. Los hogares encabezados por jóvenes tienen una renta media por unidad de consumo de alrededor de 16.000 euros anuales, un 15% por debajo de la media nacional. La situación es aún más grave en los hogares donde no cuentan con estudios superiores, con ingresos que caen hasta los 11.000 euros anuales, lo que supone un 40% menos que la media.
Además, según la Encuesta Financiera de las Familias (EFF), el porcentaje de propietarios menores de 35 años se redujo drásticamente, pasando del 69,3% en 2011 al 31,8% en 2022. El Banco de España ha subrayado que este descenso de 37 puntos porcentuales es el mayor entre los grupos de edad, mientras que para el total de la población la caída ha sido más moderada, con una disminución de poco más de 10 puntos porcentuales en el mismo período.