El inminente torrente electoral en Iberoamérica, con la segunda vuelta presidencial en Ecuador, el primer round en Argentina —con Javier Milei, firmante de la Carta de Madrid impulsada por la Fundación Disenso, como gran favorito— y las regionales en Colombia en sólo dos semanas, ha provocado la movilización nada sorprendente del Grupo de Puebla en México.
No sorprende porque la alianza que se ha dedicado desde su fundación en 2019 a la injerencia y al intervencionismo flagrante en los asuntos internos de las diferentes naciones, con especial incidencia en los blanqueamientos sistemáticos de irregularidades electorales de sus candidatos y la protección de su corrupción.
Ahora el Grupo de Puebla trata de rearmarse en un momento decisivo de la mano del corrupto Evo Morales, del prófugo Rafael Correa, del nunca digno José Luis Rodríguez Zapatero, de la ministra del «sólo sí es sí» Irene Montero, impulsora de la ley (ratificada por todo el Gobierno de Pedro Sánchez) que ha beneficiado a más de un millar de delincuentes sexuales, del exjuez condenado por prevaricación Baltasar Garzón y de la actual fiscal de Sala del Supremo y exministra de Justicia Dolores Delgado.
Esta nueva conjura debe servir de alerta y de acicate a ecuatorianos, argentinos y colombianos, que tienen en su mano dar un paso en la buena dirección, en defensa de la libertad, rechazando en las urnas a los aliados del Grupo de Puebla y del destructor Socialismo del Siglo XXI, que —como el del siglo XX— sólo crea pobreza y ruina, y constituye, por tanto, una grave amenaza para la estabilidad, la democracia y el Estado de Derecho en toda la región.
