«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
EDITORIAL
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26 de agosto de 2021

El País y el rodillo progresista

El diario El País ha publicado un artículo bajo el título “El problema con los memes nostálgicos de las afganas en minifalda” después de que -desde la caída de Kabul en manos talibanes- hayan sido virales varias fotografías de mujeres vistiendo y viviendo libremente en Afganistán en los años 70, antes del califato islámico y la aplicación de la Sharía.

«El uso político de las imágenes de las universitarias en minifalda paseando por Kabul en los setenta alimentan grupos ideológicos desde hace años. Las fotografías se han reproducido de forma intensiva para fomentar la islamofobia”, sentencia El País. Parece que, a juicio del diario, el problema en Afganistán no es tanto la llegada de los talibanes, con las dramáticas consecuencias para las mujeres, los homosexuales y la minoría cristiana que conlleva, sino el supuesto aumento de la «islamofobia» por denunciar sus criminales prácticas.

La reivindicación de esta libertad de las mujeres medio siglo atrás en Afganistán es legítima y debería ser aplaudida por aquellos que consideran cualquier asunto, por menor o ridículo que sea, como una muestra del «machismo estructural de Occidente».

No sorprende, sin embargo, esta actitud de parte de aquellos que llevan décadas guardando un silencio atronador ante la situación que se vive en muchos barrios de Europa. Mientras los gobiernos globalistas se gastan cientos de millones de euros en promocionar la «igualdad real entre hombres y mujeres», en España incluso se ha creado un ministerio para tal determinación, sus dirigentes y los medios de comunicación afines miran hacia otro lado ante la discriminación sistémica contra las mujeres en barrios de París y de Bruselas, o en numerosas urbes de Reino Unido.

En 2015 y 2016, cuando los atentados se sucedían en cada esquina del continente, los medios de comunicación tomaron la determinación de dejar de informar acerca de la nacionalidad de los atacantes para evitar «casos de xenofobia e islamofobia». Ahora nos exigen que no recordemos cuando las mujeres gozaban de libertad en Afganistán.

Pronto será delito afirmar que bajo el yugo islamista las mujeres no son libres y los homosexuales son perseguidos. Y ante ese delirio, ante todos estos delirios, solo queda rebelarse.

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