El portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, se declaró este martes «harto» de que se recuerde que los socialistas blanquean a ETA al rechazar declaraciones contra sus atentados y pactar con su brazo político, y sostuvo que quien blanquea a Bildu es la democracia, una declaración injusta que supone el enésimo agravio contra las víctimas del terrorismo.
Porque recordar la infamia perpetrada por el PSOE (por todo el PSOE) no es pasear el «fantasma» de ETA, como afirmó López, sino hacer justicia con las víctimas, que ven hoy cómo los pistoleros cuentan con poder institucional gracias a ese proceso de rendición que inició José Luis Rodríguez Zapatero, continuó Mariano Rajoy e intensificó Pedro Sánchez; que sufren la legitimación pública de los terroristas a través de los 466 actos de apoyo —contabilizados por COVITE— a lo largo del año 2023; y que temen la salida en cascada de los pocos etarras que quedan todavía entre rejas y la perpetuación de ese inaceptable culto a una banda asesina que nació de una ideología racista y excluyente incompatible con un sistema democrático.
«Dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre», le espetó la madre de Joseba Pagazaurtundúa a Patxi López en una carta abierta en 2005. La predicción se ha cumplido de forma tenebrosa y trágica. Hoy, Bildu es socio preferente del Gobierno en su golpe a la nación mientras rechaza condenar el terrorismo y se niega colaborar para esclarecer los más de 300 crímenes que siguen sin sentencia.
No, quien les blanquea no es la «democracia»; es el «consenso» político bipartidista, que siempre se negó a ilegalizarles.
