«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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2 de marzo de 2021

Ideología para la ruina

Después de un año de pandemia —de enfermedad, muerte, destrucción de empleo, destrucción del tejido empresarial, incertidumbre, tedio, depresión, crisis institucional y reputacional, desinversión y muchos meses de estado de emergencia—, que ningún pequeño empresario haya recibido ayudas directas sino trabas a su actividad, que los autónomos hayan sufrido una subida de su ya de por sí abusiva cuota, que no se haya aprovechado para reformar y agilizar la demencial burocracia necesaria para crear una empresa, que se acose a la hostelería, que todo el plan gubernamental pase por una subida de impuestos y por el reparto discrecional y sin control de ayudas europeas que todavía no han llegado, que se presenten proyectos absurdos de quitas de deuda discriminatorias y que las emergencias en tiempos de pandemia sigan siendo climáticas, feministas o antifascistas… nos obligan a dudar de si estamos ante un Gobierno inepto o un Gobierno siniestro.

Cuatro millones de parados, cerca de un millón de trabajadores en Erte (una situación temporal y precaria que jamás fue pensada para tiempos de emergencia sanitaria), y una caída en los salarios de los trabajadores de la empresa privada como no se había padecido en medio siglo, colocan a España en una situación de extraordinaria debilidad ante nuestros socios europeos, que hacen bien en reclamar una doble vigilancia sobre los fondos.

Es lamentable que la pandemia financiera —fruto de la irresponsabilidad de tantos que a día de hoy siguen cobrando sus abultadas nóminas con dinero de los sufridos contribuyentes— haya golpeado España con un Gobierno socialcomunista en el que ninguno de sus ministros, vicepresidentes o el propio doctor (?) en Economía que lo preside sabe lo que es levantar una persiana al amanecer o conoce el enorme esfuerzo que suponen los costes a fondo perdido para la creación de una empresa, por no hablar de la lucha diaria que millones de pequeños empresarios y autónomos llevan a cabo cada trimestre para atender sus obligaciones.

Los remedios para tiempos de crisis están probados y funcionan. Rebajas de impuestos, incentivos a la inversión empresarial, eliminación de los obstáculos a la contratación, aplazamiento general de las obligaciones tributarias, ayudas directas a los sectores privados más afectados, control de las fronteras, control de las subvenciones, refuerzo de la sanidad, adelgazamiento de la masa salarial en la función pública adecuándola a la evolución de los salarios de los sectores privados y, por supuesto, un plan claro y desacomplejado para tratar de paliar a medio plazo el terrible invierno demográfico y nuestras graves carencias educativas.

Si nada de todo esto ha sido puesto en marcha es porque Pedro Sánchez, en compañía de otros y con el aval de los medios subvencionados y públicos, está empeñado en poner su ideología muy por delante del sentido común que reclama la España que madruga y también la que le gustaría madrugar. Y eso es, en suma, la definición perfecta de un Gobierno siniestro.

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