«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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22 de noviembre de 2021

Juego limpio periodístico

Algo está cambiando en la Iberosfera. Las recientes elecciones en Argentina y en Chile, en otro tiempo países prósperos y ordenados—algo ya muy lejano en el caso argentino—, han revelado que una parte importante del electorado se aparta de las opciones centristas que sólo han chalaneado con el desastre socialista. Los nuevos liderazgos iberoamericanos, el liberal-libertario Javier Milei y el conservador liberal José Antonio Kast, comparten un análisis desacomplejado sobre el error que supone adoptar posiciones centristas frente al empuje del ‘Socialismo del siglo XXI’ (el comunismo de siempre vestido de seda).

Nadie que conozca a Kast y a Milei, nadie que les haya escuchado o que haya leído algo de lo que han escrito, puede pensar que sean ultraderechistas. Todavía estamos por conocer a algún político contemporáneo que lo sea de verdad. Sin embargo, la inmensa mayoría de los medios españoles, incluidos los que nos regalan a diario hermosas lecciones sobre centrismo, moderación y consenso, etiquetan a Kast y a Milei como «ultras» mientras guardan para los líderes kirchneristas o comunistas palabras amables y moderadas que hace tiempo estaban reservadas para Olof Palme y Giulio Andreotti pasando por Willy Brandt.

Es cierto que todos los coqueteos de esos medios centristas o socioliberales palidecen ante la desvergüenza que supone escribir en un editorial, como publica hoy El País, que el corrupto ex presidente brasileño, Lula da Silva, es «un socialdemócrata». Llamar socialdemócrata a un delincuente salvado de la inhabilitación por una mera cuestión procesal y que es el fundador de esa Internacional de la expansión de las dictaduras socialistas que es el Foro de Sao Paulo, es absurdo. Una fake new que no soportaría una verificación medio seria.

Que lo que en otro tiempo, muy lejano, fue un diario señalero de la información internacional pretenda hacernos creer que Lula, abrazador compulsivo de dictadores de la calaña de Ortega, Maduro, y los fallecidos Castro y Chávez, es un demócrata ecologista, nos señala hasta qué extremos ha llegado la degradación periodística en la izquierda global en español.

Perdida toda esperanza con El País, sugerimos a los medios y agencias de noticias que todavía quieran defender la libertad, el orden y el imperio de la ley en la Iberosfera, que abandonen etiquetas absurdas e irreales basadas en parámetros irreales. Sugerimos, en fin, que los medios permitan el juego limpio electoral.

Hasta el 19 de diciembre, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano de Chile, tiene que afrontar una campaña electoral a cara de perro, voto a voto, contra Gabriel Boric, el candidato de la izquierda dura paulista. Conocemos la trayectoria de Kast y sabemos cómo se ha curtido batallando desde hace años en soledad contra todo y contra todos, contra la izquierda socialcomunista y contra la falsa moderación centrista. Por eso, no dudamos de su capacidad para atraer los votos que han arrojado Sebastián Sichel o el outsider Franco Parisi. Aunque no dudemos, sí que sería una novedad que, al menos, no tuviera que soportar el fuego amigo de esa parte de la prensa que se dice anticomunista. Pero que no lo es, o desde luego, no lo parece.

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