«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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2 de marzo de 2022

La frontera se defiende o se borra

Entre la oscuridad que proyecta la guerra criminal que la Rusia de Putin ha comenzado en Ucrania, hay un despertar algo tardío del viejo y buen proyecto europeo que yacía anestesiado por un plan de autodestrucción de nuestra identidad. En los últimos días, los gobiernos europeos y las instituciones han escarmentado en cabeza ajena y han recordado que la defensa de las fronteras, y no sólo físicas, es esencial para que se respete la soberanía nacional.

La frontera se defiende o se borra. Si se defiende —movilizando a un Ejército moderno, bien armado, con un presupuesto a la altura de su misión y movilizando junto a él a todos los recursos intelectuales de una nación—, la seguridad, la libertad, la prosperidad y la identidad de los nacionales de cada país queda garantizada. Si se borra, sólo nos queda esperar a ser invadidos. Esto es, en esencia, lo que Polonia y los países del Grupo de Visegrado, que conocen bien la tiranía después de tantas décadas bajo el yugo comunista, han tratado de explicar a Bruselas sin ser escuchados. Al contrario de lo que hubiera sido lo bueno, los burócratas de Bruselas han acosado a esas naciones que sólo reclamaban su derecho incuestionable a defender su identidad y su integridad.

Bien está que Sánchez envíe armas a los ucranianos como defensa de la Frontera Este de Europa. Pero no será creíble si al mismo tiempo no defiende la Frontera Sur

A pesar de que haya hecho falta una guerra para despertar a los tibios y arrinconar el estúpido pero poderoso buenismo, hoy sólo podemos felicitarnos. La reacción europea es un buen primer paso en la buena dirección. Esperemos que no sea el último.

El Gobierno español también ha acabado rectificando. Tarde, a remolque de las encuestas, lastrado por sus socios comunistas, terroristas y secesionistas de aquí y del Grupo de Puebla, pero al final ha hecho lo correcto con el anuncio de que colaborará en la resistencia ucraniana frente al invasor. Tarde, repetimos. Demasiado tarde, como siempre. Sin previsión alguna, como siempre. Tarde, por desgracia, para sacudirse la etiqueta de país sospechoso que nos ha conducido a la irrelevancia internacional. La decadencia española en el siglo XXI promovida por gobiernos de malvados, tibios y torpes será difícil de remontar. Pero habrá que intentarlo.

Bien está que Sánchez haya decidido enviar armas a los ucranianos como primera línea de defensa de la Frontera Este de Europa. Pero no será creíble si al mismo tiempo no defiende la Frontera Sur que es su principal y casi única responsabilidad. El asalto de hoy de más de dos mil subsaharianos a la valla de Melilla, como otras invasiones migratorias incitadas por Marruecos, son una muestra de que Sánchez carece de principios. Alguno dirá que sí que los tiene, pero que son débiles. Ojalá fueran débiles, porque entonces habría algo con lo que empezar a trabajar, que eso es lo urgente. Trabajar.

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