«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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28 de abril de 2021

La prueba del cordón

Ayer, una organización del llamado ‘colectivo’ LGTB que vive de las subvenciones y del monopolio concedido y jamás revisado de la organización del día —que ya va por el mes— del orgullo gay, organizó un debate electoral del que se excluyó a VOX «porque no es un partido democrático».

A este cordón sanitario a la tercera fuerza nacional y, según las encuestas publicadas hoy, el partido que tendrá la llave de la gobernabilidad en la Comunidad de Madrid (con la relevancia que, y esto es un dato objetivo, tiene conocer sus propuestas, demandas y opiniones), se sumó con entusiasmo y sin sonrojo el Partido Popular, que envió a un exconsejero madrileño de Cultura, Jaime de los Santos, dejando claro que las declaraciones de repudio de los cordones sanitarios de la líder del PP, Isabel Díaz Ayuso, son apenas retórica.

La realidad es la que es: el PP (que no es bienvenido a las marchas del orgullo) acudió ayer a un debate del que se excluyó a una fuerza con representación —y no menor— en la Asamblea de Madrid votada por cientos de miles de madrileños que son pagadores de esos impuestos que van a parar en forma de subvenciones a una organización dependiente de las administraciones y que reparte carnets de demócrata en función de sus intereses espurios.

El debate —soporífero— no tuvo mayor relevancia porque faltaba el único partido que se opone al consenso progre teatralizado en esa reunión —incluido el PP— y el único que defiende valores constitucionales como el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos y a no permitir adoctrinamiento alguno en las aulas.

La decisión de la Cogam, que así se llama la organización LGTB subvencionada, de excluir a VOX con el beneplácito de todos los partidos, privó a la paupérrima (entre 40 y 70 personas) y narcoléptica audiencia que siguió por youtube el falso debate, de acudir a una verdadera y constructiva discusión sobre el pin parental, leyes de ideología de género y su desarrollo, educación, talleres a menores, intromisión de la administración en la vida sexual y en la libertad de pensamiento y de opinión de personas y medios, políticas ‘inclusivas’, necesidades sanitarias, beneficios y perjuicios de la promoción turística de Madrid como destino gay, y uso abusivo de la ‘memoria democrática’ como excusa para conseguir subvenciones para chiringuitos ideologizados.

Y más allá de todo lo anterior, la aberración de la Cogam y de todos los partidos que aceptaron participar ayer en una aburrida representación del consenso y del cordón sanitario al partido de Santiago Abascal y Rocío Monasterio, también es la de excluir a todos los homosexuales que militan, simpatizan o votan a VOX. O qué se creen, ¿que no los hay?

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