La sociedad civil española, la que merece ese adjetivo, a través de una decena de asociaciones, ha decidido convocar a los españoles a manifestarnos mañana en defensa de la nación. O lo que es lo mismo, en contra de este Gobierno totalitario que ha acelerado con un arreón insólito, apoyado en golpistas y filoterroristas, el asalto de las instituciones que deben servir de contrapeso a la tentación totalitaria y empobrecer a los españoles.
En todo este proceso, el socialismo y sus aliados han contado hasta ahora con dos grandes ventajas. La primera, la inextinguible y subvencionada servidumbre de los grandes medios de comunicación que opacan las protestas. La segunda, la memoria viva de millones de españoles que a lo largo de las últimas décadas nos hemos manifestado en contra de ciertas leyes aberradas de la izquierda, de la violencia asesina de los que ahora son sus socios y en defensa de la integridad de España, sin que jamás haya servido para apenas nada.
Por desgracia, esto ha sido así y no conviene engañarnos. En España, el partido político que hasta hace poco lideraba en solitario la oposición a la izquierda, ha consolidado cada vez que ha llegado al Gobierno, o desde sus taifas autonómicas, toda la agenda política y social de la izquierda. Veamos sólo un ejemplo.
Puede que alguno no recuerde la enorme manifestación a favor de la vida y en contra de la ley de plazos del aborto del Gobierno de Zapatero que reunió a centenares de miles de españoles en la plaza de Colón el 17 de octubre de 2009. Es posible que alguien de flaca memoria no recuerde que a aquella manifestación se adhirió el Partido Popular de Mariano Rajoy, aunque dejando claro que él no asistiría. También podría ocurrir que alguien no haya escuchado hace unos días al portavoz del Partido Popular, Borja Sémper —apenas 13 años después de aquella manifestación, de los que siete ha sido de Gobierno del PP, cuatro de ellos con mayoría absoluta—, asegurar que el del aborto «es un debate superado».
Y sí. Es el mismo Partido Popular que ha decidido apoyar la manifestación de mañana, aunque dejando claro que no acudirán ni su presidente ni sus líderes más significativos. Ni Ayuso. Desde un punto de vista de la experiencia adquirida, es un mal augurio.
Hay muchos más ejemplos de «debates superados» que en realidad son debates que jamás quisieron dar y que se han alojado como un recuerdo frustrante en la mente de millones de españoles. Esta frustración, y la parálisis que provoca, son, insistimos, una de las grandes ventajas con las que ha jugado y todavía juega la izquierda en su asalto a las débiles defensas de los poderes del Estado.
Sin embargo, y aquí llega la buena noticia, los tiempos empiezan a cambiar. Los medios del consenso ya no son necesarios. Hay otro liderazgo. Hay una nueva sociedad civil transversal y enérgica, una clase media empobrecida y una clase trabajadora sin miedo a las etiquetas. Y también hay un fenómeno visible y audible de reacción patriótica entre la juventud.
Por eso, desde La Gaceta de la Iberosfera, pedimos a los españoles que arrinconen su desgana y salgan mañana a las calles de Madrid, y pasado mañana a las de Barcelona, para que la voz de una nación que quiere seguir siéndolo, con su Estado de Derecho, sus instituciones y su identidad intactas, se eleve y llegue a los que necesitan escucharla, unos, y atenderla por fin, y quizá una última vez, otros.
La cita es mañana, sábado, a las 12, en la madrileña plaza de Cibeles. Convocados por la sociedad civil. Hará frío. Que no nos importe.