«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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13 de mayo de 2021

Pobres autónomos

Un Gobierno perplejo y estupefacto ante la idea de que los españoles —vía elecciones madrileñas— ya se han dado cuenta de que el socialismo sólo sirve para echarse unas risas sociales (nótese la ironía) en tiempos de bonanza, pero no para gestionar una crisis y mucho menos una pandemia, decidió ayer lanzar otro globo sonda sobre las cotizaciones de uno de los grupos de trabajadores y profesionales más castigados —y más silenciados— por la gestión de la pandemia: los autónomos.

Los titulares de la prensa adicta nos informaban —nótese de nuevo la ironía— de que la propuesta del Gobierno de crear una escala de cotizaciones progresivas en función de los ingresos sería un alivio en forma de rebaja para más de la mitad de los autónomos españoles, pero la prensa adicta tiene la fuerza irrelevante que tiene y la propuesta fue desmontada en cinco minutos, lo que tardó un autónomo en echar cuentas y ver cómo el bocado impositivo en los tramos medios y altos, así como los bajos, es una medida confiscatoria depravada en tiempos de crisis. La solución para los autónomos sólo es una: cero cotizaciones y tributar en función del beneficio. Lo contrario, convertirlos en esclavos de la Seguridad Social, es desincentivar a los emprendedores y castigar el consumo.

Pero mucho más allá de eso, este globo sonda de un Gobierno convulsionado (que ha perdido —sin explicaciones— en las últimas 48 horas a la dimisionaria secretaria de Estado de Economía, al jefe de Análisis Económico de la Presidencia y al director de Información Económica del Gobierno), constata que este Ejecutivo de inútiles es incapaz de sentarse y negociar. En ausencia de iniciativa política, a falta de la vital transparencia y de voluntad de acuerdo, el doctor Sánchez se maneja como un zombi errático cuyos planes de resiliencia sólo pasan por subir impuestos, tributos y tasas como si no hubiera un mañana. Que lo mismo no lo hay.

Si no es demasiado tarde, el Gobierno del doctor Sánchez, formado por personas que no saben lo que es pagar una nómina de su bolsillo, que jamás han sentido la presión del trimestre, que jamás han derramado una lágrima al ver el extracto de la cuenta bancaria cada vez que el leviatán fiscal pasa por ella como un ángel exterminador, debe abandonar su desnortada idea de cargar los desmanes políticos a familias, trabajadores y autónomos, los grandes perjudicados de la pandemia, y centrarse en un plan esencial de austeridad y recorte del gasto en la Administración y de control absoluto del gasto político. Sólo así, cuando los españoles notemos que los gobernantes se ponen a la altura del enorme sacrificio que las clases medias trabajadoras vienen haciendo, cuando notemos que los planes de resiliencia no son planes improvisados, cuando tengamos todas las garantías de seguridad jurídica, que son esenciales para atraer la inversión, se podrá levantar una nación. De lo contrario, será la nación de trabajadores, y los autónomos como la región más vulnerable de esa nación, la que un día se levante y se marche. Y entonces, a ver dónde encuentran el dinero para pagar a una nación caribeña de funcionarios y parados.

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