«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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14 de abril de 2021

Resiliencia y vergüenza

La presentación, por octava vez, del plan del Gobierno español para el reparto de los fondos europeos para la recuperación y la resiliencia —esa palabra— como consecuencia de la pandemia, olvida, por desgracia, las consecuencias de la pandemia.

Los burócratas europeos, con el apoyo entusiasta de los políticos que se pasean con la insignia de la Agenda 2030 en la solapa de sus trajes, han decidido que la crisis económica y social que ahoga Europa y, sobre todo, países sureños como España, se soluciona con transiciones ecológicas, impuestos digitales, protección de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático, además del sostenimiento con el dinero de los contribuyentes europeos de dispendios públicos como chiringuitos que promueven políticas identitarias como la ideología de género cuyas nefastas consecuencias sociales sólo acertamos a atisbar y que, sin duda, lamentaremos.

Es difícil que cientos de miles, que serán millones, de españoles del sector privado que han perdido mucho más que un empleo, entiendan que la necesidad de proteger la biodiversidad vaya por delante del presente y el futuro de sus familias. No acertamos a comprender cómo un pequeño negocio ahogado —o cerrado— por una combinación a partes iguales de restricciones sin base científica (véase la resolución 12/2021 del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco), impuestos confiscatorios y la negación sistemática de las indemnizaciones previstas en la Ley Orgánica que regula el Estado de Alarma, va a entender que por delante de su libertad y su derecho a prosperar vaya la lucha contra el cambio climático a la que irá destinado el 30 por ciento de los fondos de »resiliencia».

Cómo podrá explicar la Unión Europea y el Gobierno español —si es que lo explican—, que no se modifique sustancialmente el destino de los fondos tras el fracaso de sus planes de vacunación que eran la base que sustentaba tanta frivolidad medioambiental con cargo al bolsillo presente y futuro de los contribuyentes europeos.

Todo es incomprensible. Una veintena larga de irresponsables presididos por un supuesto doctor en Economía que jamás han trabajado en el sector privado y que no saben lo que es el esfuerzo de levantar y sostener un negocio, se permiten reunidos en Consejo de Ministros decidir el destino del mayor paquete económico jamás salido de las arcas públicas europeas sin negociar con empresarios, autónomos y asalariados del sector privado.

Lo incomprensible es lo natural en el presidente Sánchez. Y su naturaleza es la de ni siquiera tener la decencia de dar explicaciones a la rana cuando le clava el aguijón. Para negociar hay que dar la cara y, sin que se te caiga al suelo de la vergüenza, explicarle a un empresario o a un autónomo que la prioridad de los fondos europeos que todavía no han llegado es la de transicionar energéticamente hacia la reducción de la brecha digital cuidando la biodiversidad y luchando contra el cambio climático.

Hace falta valor.

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