«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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EDITORIAL
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7 de octubre de 2023

Ser (español) es defenderse

Banderas de España en Barcelona. Europa Press.
Banderas de España en Barcelona. Europa Press

«El pueblo español tiene el deber y el derecho de defenderse». Fue la frase pronunciada por el líder de VOX, Santiago Abascal, durante la investidura fallida de Alberto Núñez Feijoo. Y la que quedará para el recuerdo. El sitio de los españoles de bien este domingo es Barcelona.

Son muchos los motivos, aparentemente, para no ir: a Pedro Sánchez no le frena, nunca lo ha hecho, el descontento popular ni la movilización ciudadana. Una manifestación, multitudinaria o no, no suele tener efectos más allá de una fotografía guste más o menos a la izquierda o consuele más o menos a los catalanes que todavía luchan por lo que es de todos nosotros. La amnistía ya está pactada y los socios del PSOE, unos cercanos al terrorismo y otros expertos en golpismo, no le dejarán dar marcha atrás.

No importa. Hay veces en la vida en las que sólo nosotros sabemos que hemos hecho algo bien, en conciencia. Y no se toma la decisión para buscar reconocimiento de ningún tipo, sino únicamente por la necesidad de cumplir con un deber. Esta es una de esas ocasiones: Cataluña es nuestra, de los 48 millones de españoles… este domingo debemos ir a Barcelona, bandera nacional en mano, a recordarlo.

«Ser es defenderse», dijo Ramiro de Maeztu. No tenemos la posibilidad de defendernos mucho más allá que mostrando ante el mundo que no queremos que se rompa nuestra patria. Y si no podemos ir más allá, debemos, al menos, resistir. También dijo Maeztu que «la vida se nos presenta en un dilema insoportable: lo que vale no dura; lo que no vale se eterniza». Y desde luego lo que no vale, la violación sistemática de la ley por parte de unos cuantos que tienen como única virtud ser poseedores de escaños que necesita un Gobierno corrupto, está resultando algo parecido a la eternidad para la inmensa mayoría que respetan siempre sus obligaciones.

En Barcelona nos jugamos saber que somos muchos más quienes cumplimos con nuestro deber… y hacérselo saber a los que no cumplen el suyo. Seguramente no cambiará nada y se consumará el mayor acto de corrupción posible: un político indultando a otro para seguir en el poder. Pero al menos, los millones de españoles anónimos que desfilen por las calles de la ciudad condal habrán hecho lo que debían. Y el deber, ya se sabe, «es la gran escolta de la libertad».

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