Ha costado, ha sido duro, largo y hasta el Ćŗltimo minuto, en concreto ocho minutos antes de la hora de composición de las Cortes de Castilla y León, pero el Partido Popular ha aceptado por fin que VOX es un partido serio y sensato y que los votantes del partido de Santiago Abascal y Juan GarcĆa-Gallardo se merecen un respeto. El mismo respeto que se merecen los votantes castellanos y leoneses del Partido Popular entre los que una abrumadora mayorĆa encontraba normal y deseable una alianza sensata para un Gobierno sensato.
Desde hoy, con este acuerdo, la región mĆ”s grande de Europa lidera una etapa de defensa estable y conjunta de la prosperidad de sus habitantes frente a polĆticas identitarias y derrochadoras de un Gobierno nacional socialcomunista que tiene de demócrata lo mismo que sus socios a un lado (Foro de Sao Paulo) y otro (golpistas catalanes, nacionalistas vascos y otros desperdicios bildutarras) del AtlĆ”ntico. En este sentido, la declaración llorosa de Adriana Lastra, miembro del liberticida Grupo de Puebla, en la que protesta por este Ā«antidemocrĆ”tico pacto de la vergüenzaĀ» serĆan para partirse de risa si no fuera porque este editorialista acaba de llenar el depósito de gasolina y, de paso, el bolsillo del Estado para que lo dedique a polĆticas feministas transversales, y no le apetece reĆrse.
Las lĆneas generales del acuerdo son intachables y las acciones inmediatas, necesarias y consecuentes con la fuerza parlamentaria de VOX y su peso en el Gobierno. Ninguna persona sensata puede oponerse a la reducción del gasto polĆtico y de las subvenciones a sindicatos y organizaciones polĆticas, la eliminación de las polĆticas activas que favorecen el trĆ”fico de seres humanos, y el compromiso de reivindicar la historia comĆŗn, combatiendo cualquier intento de quienes tratan de utilizarla para dividir a los espaƱoles.
El acuerdo tiene puntos en los que la región de Castilla y León trasciende su demarcación geogrÔfica y se pone a la cabeza de una reacción en toda España. El PP acepta la propuesta de VOX de reforzar provincias y ayuntamientos y no al sistema autonómico. Juntos, ambos partidos defenderÔn el campo y al mundo rural como parte indispensable de la identidad de la nación. Al fin, y salvando cualquier complejo pasado, el PP acepta que las enseñanzas medias deben regirse por los principios de mérito y esfuerzo y la Junta de Castilla y León se pondrÔ al frente de una reclamación que serÔ histórica para que la prueba de Selectividad y los criterios de corrección sea únicos en toda España. También trascenderÔ, y de qué manera, la promulgación de una ley de violencia intrafamiliar que defienda a todas las personas.
Hasta ahora, VOX no tenĆa responsabilidades de gestión, pero nadie puede dudar de la capacidad de un partido que reĆŗne la intención de voto de mĆ”s de cinco millones de espaƱoles, y cada dĆa de mĆ”s, para encontrar en Castilla y León gestores eficaces y honrados que sin recurrir a expolios fiscales trabajen sin descanso para garantizar unos servicios pĆŗblicos de calidad, desarrollen las infraestructuras que merece la región y apoyen a la institución esencial, la familia, para la recuperación de la natalidad y evitar asĆ la emigración que ha ido descosiendo durante tantas dĆ©cadas el tejido social de Castilla y León.
La Ćŗltima derivada, y no la menor, es que con este pacto entre el PP y VOX para un gobierno estable en Castilla y León, los populares pueden abandonar ya cordones sanitarios y otras posiciones insensatas que algunos de sus dirigentes hoy en el ostracismo quisieron establecer en torno a su relación con el partido de Santiago Abascal. La recuperación de la esperanza de una mayorĆa de espaƱoles en que haya una alternativa real al desgobierno de SĆ”nchez y sus innobles socios y aliados estĆ” mĆ”s cerca cuando hace una semana parecĆa tan lejos. Esperemos que sea quien sea el nuevo lĆder de los populares, y parece que lo serĆ” Alberto Núñez Feijóo por aclamación, lo tenga en cuenta. Lo primero tiene que ser EspaƱa y los espaƱoles. En esa idea siempre hemos sabido que encontraremos a VOX. Ahora ya sabemos que tambiĆ©n encontraremos al PP de Castilla y León y de su presidente Alfonso FernĆ”ndez MaƱueco.
Es un gran comienzo para una renovada esperanza.