El que quiera asomarse a la campaƱa electoral en Castilla y León va a encontrar dos estrategias dispares, incluso antagónicas. De un lado, los partidos del consenso de la agenda veintetrentista, que se empeƱan en discursos urbanitas irreales sobre igualdad, inclusividad, ecosostenibilidad, derechos trans y globalismo. Del otro lado, el discurso de VOX, pegado a la tierra, a los terrones del campo arado, al polvo, al sudor y a las esencias de la tierra hoy silenciada. Natalidad, futuro, familia, trabajo, tierra y respeto a las tradiciones del mundo rural. La elección no parece tan difĆcil.
El Partido Socialista anuncia feminismo, paridad y un combate desde sus sillones contra la extrema derecha (?). El Partido Popular apuesta y citamos: Ā«por la integración educativa, social y laboral de las minorĆas Ć©tnicasĀ». No se entiende la estrategia de Ferraz y de GĆ©nova de meter en campaƱa el wokismo cultural identitario que le es tan ajeno a un habitante de Medina del Campo o de Noceda del Bierzo como lo es la crĆa de toros de lidia a un neozelandĆ©s de Auckland. Parece, por desgracia, y sobre todo en el caso del Partido Popular, siempre tan diligente a la hora de atacar a VOX, que no se ha enterado de nada o que no quiere enterarse.
En una autonomĆa conservadora en lo social y deprimida por el constante abandono y por las promesas mĆ”s que incumplidas durante los casi 40 aƱos de taifa popular, causa estupor que el PP de MaƱueco, que durante la pandemia mostró un enorme entusiasmo por aplicar todas las restricciones paridas por el Gobierno de los dos estados de alarma ilegales, persista en hacer suyas las polĆticas de la izquierda aplicando a sus electores un rodillo ideológico progre que no tiene sentido en los campos de Castilla o en los montes de León.
Pegarse a la tierra, que es lo que estĆ” haciendo VOX, es reivindicar la igualdad, pero la que deberĆa haber entre espaƱoles para que se deje competir a Castilla y León en un estado autonómico que sólo ha fomentado la desigualdad, y por ende, la quiebra. TambiĆ©n es reivindicar la sostenibilidad, pero la que necesitan las provincias castellanas y leonesas para que sus jóvenes decidan quedarse a estudiar, trabajar y vivir. ĀæParidad? Claro. Pero entre el campo y la ciudad, entre el sector primario y el sector servicios; entre la función pĆŗblica y la empresa privada⦠PolĆticas inclusivas, aquellas que con nuestro dinero promocionen la natalidad tan necesaria en toda EspaƱa, pero mĆ”s, si cabe, en la vaciada por el neomalthusianismo del consenso globalistaā¦
La campaƱa acaba de arrancar. TodavĆa queda tiempo, y mĆ”s en polĆtica, para que el Partido Popular abandone sus cómodos sillones, salga de los despachos en los que ha sesteado durante poco menos de 40 aƱos y descienda a la tierra. Si asĆ lo hiciera (que vistos los mĆtines de Casado no podemos sino dudarlo), se encontrarĆa con VOX. Los de Abascal ya llevan tiempo. Al PSOE no se le espera.