La Junta de Recursos del Aire de California (CARB, por sus siglas en inglés), una institución formada por burócratas no electos, ha aprobado un plan que prohibirá la venta de nuevos vehículos de combustión a partir de 2035, mientras ha pedido a sus residentes que ahorren energía evitando cargar sus vehículos eléctricos ante la escasez, alertando de apagones.
La ley, llamada Advanced Clean Cars II prevé la eliminación gradual de los vehículos de gasolina y diésel en los próximos doce años. En 2026, el 35% de los vehículos fabricados y vendidos en California tendrán que ser de «emisión cero» frente al 12% requerido hoy.
Desde CARB aseguran que «la propuesta reducirá sustancialmente los contaminantes del aire que amenazan la salud pública» y garantizan que se podrá continuar conduciendo vehículos a gasolina y comprar modelos usados después de 2035. El plan también permitirá que una quinta parte de las ventas después de entonces sean híbridos enchufables capaces de funcionar con baterías y gasolina.
El gobernador Gavin Newsom, que en 2020 solicitó esta regulación mediante un decreto, apoya abiertamente una medida que se adapta a sus objetivos climáticos: «California ahora tiene un plan innovador y líder mundial para lograr un 100% de ventas de vehículos sin emisiones en 2035».
En la práctica, la ley no marcará unos estándares de emisiones, sino el uso obligatorio de una tecnología determinada, sin considerar otras opciones menos costosas y más viables. Según el documento, el impacto económico, en particular para los hogares de ingresos bajos y medios, no es ni mucho menos una prioridad. La transición hacia el monopolio de la electricidad supone un riesgo evidente para la diversificación energética, al tiempo que ata a los consumidores a una red eléctrica que ni siquiera en California está preparada para condiciones climáticas extremas, como olas de calor o temperaturas anormalmente bajas. Se prevé que la probabilidad de apagones aumente con el crecimiento de la demanda asociada a los vehículos eléctricos y la paralela eliminación del gas natural.
Desde la Alianza para la Innovación Automotriz, representante de buena parte de los principales fabricantes de automóviles, se señala la falta de infraestructura, el acceso limitado a los minerales necesarios para fabricar baterías y los problemas de la cadena de suministro entre los principales desafíos para cumplir con el cronograma del estado. «Que estos requisitos son realistas o alcanzables, estará directamente relacionado con factores externos como la inflación, la infraestructura de carga y combustible, las cadenas de suministro, la mano de obra, la disponibilidad y el precio de los minerales y la actual escasez de semiconductores», según John Bozella, presidente del grupo.
Keanna Valentine, portavoz de Transportation California Today, afirmó que, si bien la institución que representa apoya iniciativas similares para reducir las emisiones, el «análisis económico de California subestima los impactos en la financiación del transporte estatal y local». Señaló, además, que «el sistema de carreteras estatales ya sufre una brecha de financiación significativa para mantener y expandir las vías de California», y agregó que «la Advanced Clean Cars II reduciría los ingresos» para los proyectos de mejora de las infraestructuras. Mientras, el coste de los vehículos eléctricos ha aumentado en los últimos meses, a pesar de las previsiones que auguraban un descenso, arrastrado por la aprobación de nuevas normas estatales y federales. El precio medio de un vehículo eléctrico en julio de 2022 fue de 62.893 dólares, un 15% por encima de los 54.797 del mismo mes del año anterior.
Massachusetts, Washington y Virginia, a la estela de California
Tras la resolución de la Junta de Recursos del Aire de California, los estados de Massachusetts, Washington y Virginia serán los próximos en adoptar medidas análogas de manera automática, al contar con leyes restrictivas de la venta de automóviles nuevos de gasolina, listas para entrar en vigor en el caso de que en California se ratificase una normativa como la que se acaba de aprobar.
Según el gobernador Jay Inslee, «Washington estableció por ley el objetivo de que todas las ventas de automóviles nuevos sean cero emisiones para 2030 y estamos listos para adoptar las normas de California a finales de este año». Días antes, el mandatario de Massachusetts, Charlie Baker, uno de los republicanos más cercanos al Partido Demócrata, aprobó una medida de energía limpia y energía eólica marina que contiene una disposición según la cual, si California prohibía la venta de autos nuevos de combustibles fósiles, su estado haría lo mismo.
En Virginia, donde el pasado mes de noviembre Glenn Youngkin se convirtió en el primer republicano en llegar a gobernador desde 2009, un portavoz de la oficina del fiscal general informó de que el exgobernador Ralph Northam y la «Asamblea General controlada por la extrema izquierda» firmaron una ley en 2021 que vincula al estado con las regulaciones de emisiones de vehículos de California. Una normativa que «el fiscal general espera que la Asamblea General derogue y detenga cualquier tendencia que haga que Virginia se parezca más a California». Concluyó: «Los burócratas de California no elegidos no deberían dictar la voluntad de los habitantes de Virginia».
La Advanced Clean Cars II y sus réplicas en otros estados, es decir la prohibición de la venta de nuevos vehículos de combustión a partir de 2035, será otra de las cuestiones que, como el aborto tras la derogación de Roe contra Wade, tendrán un carácter plebiscitario en las elecciones legislativas y estatales del próximo 8 de noviembre.
