Marhuenda -que comparte un 99% de su material genético con un chimpancé- debería tener alguna vergüenza torera para cortarse…

Aquí la gente sigue observando fielmente la Navidad, y las redacción ese día son un desierto aliviado aquí y allá por oasis de redactores que han sacado la paja más corta. Incluso ese retén trata de llegar a la comida familiar, abundante y regada tradicionalmente con espumosos, con lo que el periodista de guardia no vuelve a la redacción por la tarde en las mejores condiciones de desempeño profesional.

O no, yo qué sé; pero de alguna manera tengo que justificar las primeras de hoy. El País abre con este titular: ‘Torra rechaza la llamada del discurso del Rey a la convivencia’. ¿Puede haber un titular más perezoso? Podía haberse escrito ayer, o la semana pasada, o el mes pasado. Porque el discurso del Rey siempre tiene una llamada a la convivencia, y el figurón que presida en ese momento el interminable ‘procés’ siempre le va a poner mala cara. Cada uno interpreta su papel, en un sainete que se nos está haciendo interminable a todos.

Como El Mundo, que también trata de otra reacción automática a lo mismo: ‘El PSOE usa el discurso del Rey para avalar su política en Cataluña’. Otro clásico. Es lo bueno de la célebre alocución navideña: el monarca está obligado a ser tan vago y generalista, tan decidido a complacer a todos con un mensaje que no excluya a nadie, que todos los comentaristas se vuelven avezados arúspices inspeccionando las entrañas del animal sacrificado y viendo en ellas lo que pueda complacer sus intereses o los de sus patrones.
Más divertida en El Mundo -divertida por ridícula- es la foto de primera, en la que aparecen Trump y Melania en la Casa Blanca hablando cada uno por un teléfono fijo. La ‘noticia’ es que Trump le dijo a un niño que llamaba que, teniendo ya 7 años, suponía que habría dejado de creer en Santa Claus. Y, naturalmente, eso le convierte en el Grinch y en Abenezer Scrooge antes de la visita de los tres fantasmas.

En realidad, convierte la primera en una estupidez a la que se le ve el plumero en todo lo alto. De tratarse de Obama, todos sabemos que tres cuartos de la prensa lo hubiera pasado por alto, y el cuarto restante habría ensalzado la forma simpática en la que el 44 presidente disipaba absurdas supersticiones de la mente de un niño y combatía seculares ‘fake news‘. Aunque tal vez lo que enfurece a los medios es que Trump adjudique una edad mínima para creer en ridículas leyendas imposibles, ya que la élite que nos gobierna está decidido a hacernos comulgar con muchas de ellas.

ABC saca a Torra en un gesto avinagrado y titula por donde El País, pero cambiando el nombre del desairado: ‘Torra desprecia ala operación diálogo de Sánchez’. Otros que no quieren darnos noticias no universalmente sabidas.

Pero La Razón no va a dejarse ganar en este concurso de partidismo y banalidad, y abre con el titular de que ‘Vox y Podemos comparten un 20% de sus programas’, el más patético intento de culpa por asociación hasta la fecha. Marhuenda -que comparte un 99% de su material genético con un chimpancé- debería tener alguna vergüenza torera para cortarse, sabiendo que el PP de Rajoy compartió el 100% del programa con el PSOE de Zapatero, refiriéndome al único programa que importa, que es el que se acaba aplicando.