La barbarie azteca no será suficiente para enterrar la Leyenda Negra. ¿Cómo vamos a explicar los problemas de Hispanoamérica sin el horrible Imperio español?, ironiza la doctora Roca Barea.
María Elvira Roca Barea es doctora en Filología Clásica y autora de el ensayo revelación del año, “Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español (Siruela, 2016)”, un texto que ya va por la novena edición y que con los más de 30.000 ejemplares vendidos ha sorprendido incluso a su propia autora.
La Gaceta ha hablado con Roca Barea con motivo del texto publicado en El Mundo, de título ‘Las pruebas que confirman el Holocausto azteca’, en el que aborda “el espectacular descubrimiento por varios arqueólogos de la torre de los cráneos de Tenochtitlán”, un museo de los horrores que ya describieron las crónicas de los espñaoles “y fue negada mil veces” posteriormente. El macabro descubrimiento responde “punto por punto” a la descripción de los cronistas españoles. “La exactitud es asombrosa. Talmente se dibuja con palabras lo que los arqueólogos han encontrado ahora”. Y concluye: “Cortés no mentía”.
Se negó no sólo la existencia de la torre de cráneos, también el sistema de sacrificios humanos de los aztecas. ¿La razón? Para Roca Barea “el Imperio azteca tenía que pertenecer al edén indígena que los españoles bárbaros habían destruido cuando arrasaron América. En consecuencia, estas descripciones del terror azteca no podían ser más que mentiras para justificar la conquista de México”.
La Leyenda Negra como sostén de varias ideologías
Lamenta la ensayista española que la evidencia arqueológica ahora descubierta “no será suficiente” para ayudar a derribar la Leyenda Negra. El hallazgo “será olvidado y los mitos de la leyenda negra seguirán vivos porque ¿cómo vamos a explicar los problemas presentes de Hispanoamérica sin el horrible Imperio español? Todo lo que nos pasa ahora es porque fuimos entonces colonizados por los malos. ¿Y si no eran tan malos, qué hacemos? ¿Autocrítica? Jamás”.
Explica a La Gaceta que sin la Leyenda Negra muchas ideologías perderían su principal fuente argumental y se verían obligadas a desparecer o reescribirse por completo. “La Leyenda Negra opera como autojustificación, y es por eso que sin ella resultaría imposible sostener la misma estructura ideológica”.
La autora de ‘Imperiofobia’ expone algunas negaciones que de los sacrificos humanos se ha venido haciendo. Es el caso, por ejemplo, este mismo año, de Jason Suárez, del History Department de El Camino College de California, que asegura que la idea de los sacrificios humanos “es errónea y fruto de haber interpretado torticeramente las imágenes en que estos sacrificios se representan, para justificar la conquista”. O el caso de Marvin Harris, que no niega la existencia de los sacrificios pero sí los justifica por medio de lo que llama “argumentación alimenticia”. Para Harris, la falta de proteínas explicaría los sacrificios humanos.
Los libros de historia no son suficientes
María Elvira Roca Barea es de la opinión de que el relato del Cortés asesino está demasiado fijado e institucionalizado incluso en las universidades como para que las evidencias científicas logren derribarlo. Así las cosas, lamenta, “pronto caerá otro manto de silencio sobre esta realidad como ha caído sobre tantas otras que no necesitaban de un equipo de arqueólogos”.
Porque, explica la autora a La Gaceta, “los libros de historia no son suficientes” para revertir el relato negrolegendario. Admite que desde Julián Juderías “se ha rectificado mucho”. Tanto en España como en el extranjero, pero insiste en que sólo con bibliografía no se derribará jamás el muro de mentiras erigido entorno a nuestra historia. Precisamente porque han sido mentiras que han colonizado el imaginario colectivo a través de los medios de comunicación de masas, “las obras de ficción, el cine o la cultura popular”. Y cita a autores como Dan Brown, Jorge de Burgos o Arturo Pérez Reverte.
Y sobre todo señala “los libros de textos” de los escolares. “La rectificación del pasado oscuro español no ha llegado en absoluto a los libros de los niños, y eso es clave, por muchos libros que escribamos algunos autores puntuales”.
Así las cosas, concluye que, desgraciadamente “Estamos muy lejos de revertir el relato negrolegendario”.
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