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La herida socialista no se ha cerrado y la aplicación del artículo 155 ha vuelto a poner de manifiesto la división de las distintas corrientes que cohabitan en el partido.
El Gobierno determinará este sábado en un Consejo de Ministros extraordinario las medidas que impondrá en Cataluña tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Rajoy, aún contando con mayoría absoluta en el Senado, no quiere avanzar sin el respaldo de PSOE y Ciudadanos.
El presidente del Gobierno quiere que estas dos formaciones se mojen. Cuenta ya con el apoyo inquebrantable de los naranjas -siempre que se fije como meta la convocatoria de elecciones en Cataluña- y con un tímido ‘sí’ de los socialistas. Ferraz es consciente de que su acercamiento al Ejecutivo popular puede dar alas a Podemos, pero en esta ocasión ha optado por ejercer como un partido de Estado.
Gran parte de la militancia de la formación no está conforme con la aparente sintonía que hay entre Sánchez y Rajoy. Ambos han pasado de no dirigirse la palabra a despachar casi a diario. Sólo hay que darse un paseo por las redes sociales o leer a José Antonio Pérez Tapias, referente de la corriente más izquierdista dentro del PSOE, para ver que los fantasmas de la abstención han vuelto a hacer acto de presencia.
Y no sólo es pensamiento de la militancia. Una diputada sanchista explicaba hace unas semanas a este diario que el acercamiento al PP podría pasarle factura a Sánchez. Fue en las horas posteriores a la detención de 14 altos cargos de la Generalitat y antes del referéndum ilegal. Esta representante socialista afirmaba que dichas actuaciones judiciales eran una ‘locura’ y que, a pesar de que no se había planteado la posibilidad de celebrar un referéndum pactado, en el seno del partido cohabitan diferentes sensibilidades sobre cómo afrontar el desafío separatista.
El PSOE sigue polarizado y con alguna corriente divergente dentro del sanchismo. Por un lado están quienes apoyan sin fisuras al Gobierno, por otro los que están dispuestos a mojarse pero marcando distancias con el PP y, por último, un sector que no está cómodo con la alianza de Estado.
La postura oficial de Ferraz es respaldar a Rajoy en la crisis catalana pero siempre con un pequeño matiz. Ya lo dejaron claro el 1 de octubre, cuando cargaron contra Puigdemont por celebrar el referéndum ilegal y contra el Ejecutivo por la actuación policial. Todo esto derivó en una reprobación contra Soraya Sáenz de Santamaría de cara a la galería que finalmente fue retirada.
La dirección socialista va calibrando su estrategia a pasitos. Cada vez que Moncloa define una estrategia, Ferraz la respalda y espera a que llegue la siguiente. Es exactamente lo que ocurre con el 155 que, si bien se ha secundado su activación, las medidas que el Gobierno vaya aplicar a su amparo no tienen todavía el ‘ok’ de Sánchez.
Ábalos ha dejado claro que cuando se conozcan las directrices, el PSOE determinará si su apoyo es «absoluto, relativo o en qué grado». Lo que Sánchez quiere es una intervención ‘’muy, muy limitada, para la prestación de los servicios públicos», con el horizonte de «normalizar» y procurar certidumbre».
Susana Díaz y Javier Fernández han sido los últimos en posicionarse. Mientras la andaluza pedía a Rajoy que imponga las ‘’medidas necesarias’’ para hacer frente a la amenaza velada de Puigdemont, el presidente de Asturias decía lo siguiente: «ahora lo único que cabe es apoyar al Gobierno en las medidas que tenga que adoptar para restituir la legalidad y el orden constitucional en Cataluña».
No son partidarios de la DUI pero tampoco del 155, postura similar a la defendida por Podemos. Armengol, por ejemplo, ha vuelto a apelar este jueves al diálogo ante la crisis de Cataluña, porque «la declaración unilateral de independencia no solventa el problema de fondo y la reacción del otro lado (la aplicación del artículo 155 de la Constitución) tampoco».
La presidenta balear ha manifestado su «profunda tristeza porque nadie se mueva de sus posiciones», ya que «no hay otra vía que no sea sentarse a la mesa» y buscar el «entendimiento y el acuerdo».
En sintonía con Armengol destaca la postura de Odón Elorza, diputado muy cercano a Pedro Sánchez.
El vasco ha pedido por abrir una vía de diálogo en un segundo nivel entre el Gobierno de Rajoy y el de Puigdemont para evitar in extremis la aplicación del artículo 155, y ha recordado que hasta con ETA «se habló».
«Esto NO es una guerra, verdad? Ni se trata de hablar con ETA (que se habló). Entonces: por qué no practicar de verdad una política de diálogo y los 2 Gobiernos, aunque fuera a nivel d 2a fila, se sientan a intentarlo? Demos una oportunidad al diálogo sin condiciones previas!», ha escrito el exalcalde de San Sebastián en su cuenta de Twitter.
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