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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

'El asesinato de Víctor Laínez, una consecuencia de la hispanofobia'

«Ojalá que la última sangre derramada per ella, la de Víctor Laínez, nos remueva la conciencia y nos sirva de revulsivo para resistir», dice Luis Felipe Utrera-Molina.


«El valor de una bandera». Así se titula la tribuna de Luis Felipe Utrera-Molina en la que alude al asesinato de Víctor Laínez presuntamente a manos del antisistema y «okupa» Rodrigo Lanza por el simple hecho de llevar unos tirantes con los colores de la enseña nacional, y que se ha hecho viral en la red.
Tras rememorar la paliza que sufrió un amigo al frito de «a por el fascista» en el metro de Madrid en 1978 por lucir una insignia de la bandera de España y un suceso personal en 2008 con un guardia civil -le exigió que se quitara una insignia con la enseña nacional y sin escudo alguno que llevaba en la solapa- se pregunta por «la responsabilidad que tienen en este brutal asesinato «quienes desde desde el mundo de la izquierda cerril impulsaron hace diez años, bajo las órdenes de Zapatero, un proceso de odio retrospectivo destinado a condenar a la media España que se batió el cobre con otra media hace 80 años».
«Qué responsabilidad tienen los que desde el ámbito de la izquierda impulsan leyes de ‘memoria democrática’ fomentando una moral cainita que divide a los españoles en hijos de fascistas e hijos de demócratas: qué culpa cabe atribuir a quienes hasta hace poco llamaban a cazar fachas desde un púlpito universitario, no ceja en utilizar el término fascista para descalificar a sus oponentes y apoyan a elementos antifascistas como el que ha reventado la cabeza a Víctor Laínez, a quienes enarbolan las banderas tricolores en sus carteles y manifestaciones fomentando el odio a la bandera rojigualda como símbolo de la opresión y la caverna», dice.
Asimismo, recuerda que a Víctor Laínez «lo han matado por llevar con orgullo la bandera de todos los españoles que algunos se empeñan en ofender y mancillar impunemente» y censura que «en un medio de comunicación como La Sexta hayan querido escupir sobre su cadáver deslizando su supuesta condición de simpatizante de la Falange, arrojando sombras sobre la víctima modo de justificación o atenuante de salvaje asesinato». «Al escucharlo, me vino a la memoria la aterradora y célebre fotografía de 1936 en la que aparecía un cadáver tendido en la calle con el letrero «por fascista» y recordé la repugnante estrategia de los etarras de acusar a sus víctimas con mentiras para justificar el tiro en la nuca y señalar a sus familiares», continua.
Y remata: «Lo que ha pasado en Zaragoza no es un episodio aislado de violencia, sino el resultado de un proceso de hispanofobia urdido por los discípulos aventajados de Rodríguez Zapatero que reivindican y quieren resucitar la España tenebrosa de las checas del Frente Popular convirtiendo el mero hecho de portar la bandera nacional en una actividad de riesgo por la que te pueden arrancarte la vida (…) Ojalá que la última sangre derramada por ella, la de Víctor Laínez, nos remueva la conciencia y nos sirva de revulsivo para resistir, con orgullo de españoles, a los artesanos del odio y la discordia».
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